lunes, 26 de mayo de 2008

SEGURIDAD ALIMENTARIA: ABAJO Y A LA IZQUIERDA

Seguridad alimentaria: abajo y a la izquierda

Raúl Zibechi (La Jornada)


La crisis alimentaria en curso es uno de los mayores desafíos que enfrentan los pobres del mundo, ya que pone a prueba tanto sus movimientos sociales y políticos como sus formas de sobrevivencia. Como se ha escrito en las últimas semanas, la feroz especulación con las commodities es muestra palpable de la decadencia del capitalismo, que ya sólo puede sobrevivir con base en la “acumulación por desposesión”. Si el neoliberalismo es la guerra para apropiarse de los recursos naturales o bienes comunes, la actual especulación con alimentos puede comprenderse como una guerra contra la vida (de los pobres), una guerra biopolítica por el dominio de los cuerpos.

Aunque los análisis más serios con que contamos aciertan en las causas del alza de precios de los alimentos, no atinan sin embargo a la hora de proponer soluciones. Éstas no vendrán de arriba. Un reciente artículo de Aníbal Quijano (“Descolonialidad del poder: el horizonte alternativo”) señala que “el capitalismo colonial/moderno ya no produce ni producirá más empleo, salvo ‘precarizado’ y ‘flexibilizado’, ni más servicios públicos, ni más libertades civiles”. Las alternativas no vendrán, por lo tanto, ni de los estados ni de las instituciones y organismos internacionales, cuyas acciones, a menudo espectaculares y mediáticas, apenas ponen parches a situaciones puntuales pero nunca abordan soluciones de fondo.

Para eso sería necesario, en primer lugar, dejar de considerar a los alimentos como commodities, o sea como valores de cambio al servicio de la acumulación de capital. Pero no existen instituciones capaces de hacerlo, ya que se topan necesariamente con las multinacionales y los gobiernos que las apoyan, entre ellas, claro, los llamados “progresistas” del cono sur de Sudamérica. La seguridad alimentaria que reclaman los pueblos, aparece en algunas prácticas de los de abajo, como los Sin Tierra de Brasil y el neozapatismo de Chiapas, en línea con la experiencia de millones de campesinos e indígenas que siguen cultivando sus parcelas, diversas y heterogéneas. Para hacerlo resisten el avance de los monocultivos y el militarismo, dos caras de un mismo proceso.

En las grandes ciudades, donde vive la mayor parte de la población de nuestro continente, también avanzan alternativas a la crisis de los alimentos. En las periferias de muchas ciudades latinoamericanas abundan las huertas comunitarias y los cultivos de alimentos, familiares o colectivos, que serán el camino a seguir por millones de pobres urbanos a medida que se profundice lo que una vecina de Ciudad Bolívar, suburbio de Bogotá, define como “guerra mundial por la comida”.

En uno de los barrios de esa gigantesca periferia urbana, llamado Potosí, rodeado de cerros donde los paramilitares dictan su ley, unos 15 mil habitantes inventan formas de agricultura urbana. En sólo cinco años han puesto en pie decenas de huertas en la escuela-comunidad Cerros del Sur, epicentro del movimiento, en los terrenos baldíos del barrio, en las propias viviendas y en las azoteas. La mayor funciona en el jardín infantil, donde los vecinos se turnan en minga (trabajo comunitario rotativo) para producir alimentos orgánicos que se vuelcan en el restaurante comunitario, donde 400 niños eluden la desnutrición.

Los cultivos forman parte de un proyecto de bioseguridad alimentaria que incluye también un mercado, inaugurado hace poco tiempo, donde los campesinos acuden a vender directamente a los vecinos, sin pasar por los intermediarios. El mercado quincenal es la forma visible de la alianza rural-urbana, entre pequeños campesinos y productores y consumidores urbanos, pero es también un espacio donde los pobres se relacionan entre sí, instalan ollas comunitarias, bailan y cantan. Una imagen de mercado similar a la que nos legó Fernand Braudel: el espacio de la vida económica, transparente, de competencia controlada, el terreno de la gente común y, por tanto, de beneficios exiguos. Este tipo de mercado ha sido literalmente aplastado por el capitalismo, donde los monopolios sustituyen la comunicación horizontal por el control vertical.

Uno de los mayores éxitos de las huertas de Potosí son los cultivos de quinua, cereal andino altamente nutritivo que complementa la dieta popular. Los vecinos se autoabastecen de quinua y crearon la Corporación Comunitaria Delicias del Sur, que cosecha, envasa y comercializa el producto. El mercado, situado en la plaza del barrio, es escenario de canjes de semillas y de “rondas populares de negocios” en las que se establecen acuerdos entre productores y consumidores populares, entre ellos los comedores comunitarios de Ciudad Bolívar. Uno de los acuerdos es potenciar el trueque, haciendo que cada productor destine 5 por ciento de su producción al intercambio sin moneda, para que todos puedan tener acceso a otros alimentos y productos.

La seguridad alimentaria forma parte de un proceso de construcción de poder desde abajo. No es apenas una cuestión técnica o de difusión de saberes, como pretenden las ONG. Por eso en Potosí han creado un consejo comunal electivo y cuentan con decenas de coordinadoras de cuadra que velan por la consolidación de la comunidad. Son espacios donde se toman las decisiones del día a día y las que afectan a la comunidad a largo plazo. Esa construcción de poder les ha permitido potenciar la producción de valores de uso, antes confinados al espacio doméstico, hasta convertirse en uno de los modos hegemónicos de producción en el barrio.

Puede replicarse, con razón, que se trata de experiencias locales que difícilmente pueden resolver problemas tan graves y vastos como la crisis alimentaria. Sin embargo, conviene no olvidar que las grandes transformaciones, como señaló el subcomandante Marcos en el Coloquio Aubry en diciembre pasado, “no comienzan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba”.

SUBOFICIAL QUE RETUVO PERSONAS EN BOGOTÁ HIZO GRAVES CONFESIONES

QUE SE DESCUBRIO DESPUES DE FINALIZAR LA TOMA A LA SEDE DE PORVENIR?.. QUE EL EJERCITO DE COLOMBIA ES GENOCIDA Y COMETE ASESINATOS EXTRAJUDICIALES



Para todos aquellos que seguimos hoy lo que pasaba con la retención de 20 personas por un ex sub oficial del ejército armado con una granada, para todos quienes quedamos sorprendidos al ver cómo una transmisión en vivo y en directo por la televisión nacional (el canal City TV ya casi que es nacional) era cortada, censurada por la Comisión Nacional de Televisión en el momento en que dicho secuestrador hacía leer su 'hoja de servicios' en los que relataba el nacimiento de las fuerzas paramilitares e implicaba a varios miembors del ejército, muchos hoy generales o miembros de alto rango, en prácticas ilegales de grupos paramilitares como torturas, asesinatos extrajudiciales y demás. Para todos los que en ese momento empezamos a ver a DRAGON BALL Z en lugar de la transmisión de la nota - gracias al twitter (por fin sé para qué puede servir esta herramienta) varios amigos rastrearon los distintos diales y dieron con una emisora que continuaba con la transmisión: la W (tal vez por hacerle competencia a la emisora 'La FM' que había ganado de entrada 'la chiva' periodística al ser solicitada su conductora Vicky Dávila por el secuestrador) -. Para todos los que por radio continuamos escuchando las declaraciones, luego los gritos, la confusión, cerca de un minuto de ruidos de fondo, de una lucha que se adivinaba. Para los que escuchamos esto y para quienes no tuvieron la posibilidad gracias a que las declaraciones del oficial no fueron tomadas en cuenta en su totalidad y horror sino medianamente por dos medios noticiosos televisivos de bajo rating (Canal Capital y CM&) y en algo por el -de nuevo- diario El Espectador (que demostró independencia y celeridad en cubrir esta noticia a diferencia de esa autocensura de periodismo patriótico de El Tiempo que tardó 6 horas más que su competencia en publicar algo de la noticia).


Para todos ellos quedará esta nota de El Heraldo (encontrada gracias a Gacetilla), pues las declaraciones del hombre desaparecieron en las garras de RCN quien decidió esta vez sí respetar la cadena de custodia (cuando les conviene):


"Suboficial que retuvo a personas en Bogotá hizo graves confesiones a través de comunicado
Bogotá.




El sargento (r) Edgar Paz retuvo a unas 20 personas en el interior de la oficina de Porvenir en el centro de Bogotá, exigiendo que la prensa diera a conocer el contenido de un documento en el que además exige el pago de una pensión a la que, según él, tiene derecho tras prestar el servicio al Ejército durante muchos años.




El documento que el sargento Paz insistía en que fuera leído al Gobierno contiene el relato de crueles asesinatos ordenados —según él— por el Ejército y cometidos tras la toma, por parte del M-19, a la Embajada dominicana en 1980.

Antes de la lectura del comunicado, el hombre acordó que salieran los clientes de Porvenir que se encontraban allí, quedando en el interior sólo los funcionarios de la oficina.

En el comunicado, leído por la gerente de Porvenir, el hombre dice que él fue utilizado por el Ejército durante 17 años y que después fue despedido sin justa causa y sin ningún beneficio.

El extenso documento está dividido en varios apartes, el primero de los cuales hace referencia a lo que sucedió durante y posteriormente a la toma de la embajada de República Dominicana, entre febrero y abril de 1980.

“Me asignaron la misión de que en la camioneta-panel donde se llevaban a cabo los diálogos con Carmenza Cardona Londoño, alias ‘La Chiqui’, del M-19, el embajador de México y otros funcionarios del Gobierno, tenía la orden de meterme acostado boca arriba con una pistola 9 milímetros, en un depósito especial que le habían hecho a la camioneta del Batallón Charris Solano, con el propósito de grabara todo lo que hablaban”, dijo el comunicado.

Indica la misiva que el depósito quedó tan exacto que él quedaba con la cara con dirección a la silla donde la ‘Chiqui’ se encontraba, mirándola por un ojo mágico y apuntándole para disparar si ella llegaba a tornarse violenta.

Explica que tras la salida de los guerrilleros de Colombia, con destino a Cuba, y con dinero en su poder con el que se abastecieron de armas, se conoció el lugar por donde regresarían al país por el departamento de Chocó.


La muerte de ‘La Chiqui’

Al llegar al desembarcadero, soldados del batallón Charris Solano, del que hacía parte Paz, los esperaban y los recibieron a fuego. En ese enfrentamiento murieron ‘Chiqui’ y varios compañeros suyos, capturados otros y decomisado el armamento.

En un segundo punto, hacen referencia al secuestro de Marta Nieves Ochoa, por parte del M-19 y por cuyo rescate exigían una gruesa suma de dinero a Jorge Luis y Fabio Ochoa.

Indica que los Ochoa dijeron que preferían conformar un grupo de rescate y no pagarle dinero a “esos bandoleros”. Y que se contactó al coronel Chacón, quien se desempeñaba como director de inteligencia del departamento E2 y con el coronel Orlando Zafra, comandante del batallón de inteligencia y contra inteligencia ‘Charris Solano’.


Nacimiento de MAS

De ahí, dice el comunicado, nace el grupo ‘Muerte a Secuestradores’ (MAS) que integraban Iván Ramírez Quintero, ejecutivo y segundo comandante; Gonzalo Gil, jefe de operaciones; Ramos, jefe de la sucursal de inteligencia de Cali; Urquijo, jefe de grupo especial; Jairo Duván Pineda, director de la escuela de inteligencia; Ruiz, jefe de grupo especial; Faucelino Latorre, jefe de grupo especial, Galvis Corona Germán, jefe de grupo especial, Mario Montoya, jefe de cárdex operacional, Justo Eliseo Peña, Pérez y Bonilla, jefes de grupo especial.

“Todos estos oficiales, en la actualidad, tienen grados de generales”, agrega y menciona a otros integrantes, de menor grado, que ejecutaban las acciones. Entre estos había civiles, y todos se identificaban con alias. “Era la chapa con que trabajábamos”.

El grupo era financiado por Jorge Luis y Fabio Ochoa, para el rescate de Marta Nieves, en 1980 y fue entrenado por el israelita Jaír Klein, quien llegó al país especialmente para esta labor, asegura Paz en el comunicado.

“Teníamos como área de entrenamiento el polígono de la brigada logística, al que llamábamos la ‘busca ratón’, quedaba ubicada en una montaña, arriba de los cerros de San Cristóbal-sur, en Bogotá, un sitio llamado chelén chelén, en Tolemaida y en un área perteneciente a la escuela de comunicaciones de Facatativá.

Posterior al entrenamiento, se montó el área operacional en la finca ‘Las Margaritas’, propiedad de Jorge Luis Ochoa, ubicada en la autopista a Bogotá por la avenida norte.


La crueldad de ‘MAS

“En ese centro de operaciones de la finca ‘Las Margaritas’ es donde suceden toda clase de atrocidades y violaciones de los derechos humanos...”

Justo cuando se leía este aparte del comunicado fue interrumpida la señal que hacía en directo el canal local de Bogotá, City Tv, que de inmediato comenzó a transmitir su programación habitual.

Minutos más tarde, el director del canal, dijo al aire que una llamada, supuestamente de la dirección de la Comisión Nacional de Televisión, advertía la necesidad de interrumpir la señal porque se estaba haciendo apología al terrorismo.

Posteriormente se comunicó por teléfono con la titular de la CNTV, María Carolina Hoyos, quien aseguró que eso no era cierto, y que eso no era política de la comisión, por lo que la transmisión se reanudó.

Pero la radio no interrumpió y la lectura del comunicado siguió al aire.

“Primero los interrogábamos, luego los torturábamos y después la muerte más cruel”.

En este aparte Edgar Paz cuenta detalles de una de las supuestas ejecuciones hechas por ellos.

“Me acuerdo que, en un interrogativo que yo le estaba haciendo a un sujeto, el tipo del susto porque lo iban a matar, se ensució los pantalones. Y luego porque se había ensuciado y olí a feo, me dieron la orden de que le metiera la trompetilla de la pistola en la boca y le disparara”.

Y siguió contando casos de ejecuciones hechas a quienes, según ellos tenían relación con los guerrilleros.

“En otra ocasión en compañía del teniente Bonilla, teniendo a un sujeto amarrado de los pies y de las manos, lo metimos en un costal, le amarramos la boca al costal, lo subimos al baúl de un automóvil Chevrolet rojo y negro, que funcionaba como taxi conducido por el civil ‘condorito’, fuimos a la vía que conduce al aeropuerto Maiguaral y tiramos vivo desde un puente, a una quebrada, para que se ahogara”.

“Al otro día se escuchaban las noticias de los muertos que encontraban en diferentes partes de la ciudad. También hacíamos huecos, los enterrábamos vivos, después los sacábamos, cuando ya estaban muertos y los botábamos en las calles, todos en los lados de Monserrate.

Y sigue la tercera parte del extenso documento que hace referencia a un operativo en la ciudad de Santa Marta.

“Del primero al 20 de diciembre de ese mismo año, de 1980, cumpliendo requisitos del batallón de inteligencia Charris Solano, pero más que todos las misiones se desprendían del grupo ‘MAS’, me dieron la muerte de ir a la ciudad de Santa Marta en compañía del capitán Urquijo, el sargento Gordillo, Alias ‘El piojo’ y el cabo Gamarra Polo Juan”.

“La información era que Jaime Bateman Cayón llegaba disfrazado de monja a casa de su señora madre, Clementina Cayón para desde allí, sabotear un desfile que iba a realizarse por las calles principales de la ciudad; una serenata en la madrugada del 16 de diciembre para conmemorar el aniversario o algo así de Santa Marta”.


La madre de Bateman Cayón

“Como yo, sargento Paz, soy oriundo de Santa Marta, tenían conocimiento de que yo conocía en persona a la señora Clementina Cayón y a Jaime Bateman desde que nací y hasta había estudiado con un sobrino de ellos en el Inem, y como yo sabía la ubicación de Clementina, que vivía en el barrio Los Ángeles, que se movilizaba en un vehículo marca Renault, color verde y que laboraba en la Beneficencia del Magdalena, Lotería del Libertador, la misión específica que tenía yo era montar vigilancia en la casa de Clementina para informar si llegaba alguien disfrazado de monja, y seguimiento a la señora Clementina para establecer sus contactos”.

“Un día antes del desfile militar, como había tenido resultado positivo para la captura de Jaime Bateman Cayón, el capitán Urquijo me dio la orden de asesinar a la señora Clementina, para justificar los viáticos que habíamos gastado en la comisión.

“Tempranito, un día domingo, a las seis de la mañana, le hice seguimiento a la señora Clementina, desde que salió de su casa. Ella iba en su carro y yo en la moto que me habían asignado, detrás de ella. LA señora Clementina estacionó su vehículo en la iglesia san Francisco, se bajo, al parecer iba para misa, pero como la iglesia todavía estaba cerrada se sentó en un andén a un lado de la iglesia”.

“En ese momento yo me bajo de la moto, me le voy levantando y me saludo. Me dijo: ‘hola hijo cómo estás?’. En ese momento yo sentí un frío intenso que recorrió todo mi cuerpo. Contestándole el saludo, me di la media vuelta, me dirigí a la moto y me fui para la casa. No fui capaz de dispararle”.

“Una hora más tarde el capitán Urquijo llegó en una camioneta Ford Ranger a mi casa donde yo estaba posado, diciéndome toda clase de insultos, en vista de que no había cumplido con la orden. Me decía cobarde cuando llegué a Bogotá. Me dijo te hago destituir por incapacidad profesional”.

Asegura el sargento (r) Paz, en el comunicado que en ese momento no lo retiraron, pero le dieron 62 horas de arresto en su hoja de vida.


MAS da paso a ‘Convivir’

El cuarto aspecto que denuncia el señor Paz, en el comunicado, hace referencia a un grupo que se armó para el rescate de la señora Marta Nieves Ochoa, en el municipio de La Estrella, Antioquia, del que él formaba parte, se presentó un enfrentamiento con una patrulla del Ejército tras confundirla como perteneciente a la guerrilla. En ese enfrentamiento murió el teniente Bonilla.

Asegura que a finales de ese año fue liberada Marta Nieves Ochoa por la presión ejercida a la guerrilla y los muertos que le habían causado a los mismos. Entonces desaparece el grupo MAC que es reemplazado por la denominada cooperativa ‘Convivir’, de las Autodefensas Unidas de Colombia, las cuales estaban “con el patrocinio de la gobernación de Antioquia, bajo la administración de Álvaro Uribe.


Atentado a Navarro Wolff

La siguiente confesión era la orden recibida para asesinar, en la ciudad de Cali, a Antonio Navarro Wolff, del estado mayor del M-19.

“La misión era que yo condujera la moto y el sargento Naranjo de coequipero o pasajero en la moto.

Yo tenía una pistola y el sargento una granada de fragmentación”:

“Después de varios días de vigilancia y seguimiento a Navarro Wolff, lo avisamos en una cafetería, es cuando el sargento Naranjo me dice quela mejor forma de asesinarlo es lanzándole una granada, lo cual se hizo así, saliendo del lugar del atentado en la moto, por una vía de evacuación rápida que habíamos planeado, en el instante”.

“Al principio cuando se escuchó la noticia del operativo que habíamos hecho, nos felicitaron porque se pensaba que él iba a morir, pero luego que lo llevaron a México y se salvó, nos reprocharon la misión, y por mi seguridad personal y la de mi familia me trasladaron a la Escuela de Suboficiales Inocencia Chinca, en Tolemaida, entre los años 85 y 86”.

Luego comenta el comunicado los cargos que desempeñó al interior de la institución armada.

Detalló que fue entrenador de los jóvenes que hacían curso de ascenso para cabos segundo y que cuando el ascenso se dio, los sacaron del área urbana a la rural con destino a evitar que la guerrilla del M-19 escapara del cerco que se le venía haciendo en el sector de los farallones, en el Valle del Cauca. En el operativo que, según él no fue preparado, murieron 26 cabos recién ascendidos.


¿Recompensa por muerte de líderes?

En la sexta parte del documento explica como emprenden una operación rumbo a las montañas y en medio de la caminara recibieron de parte del general San Miguel Buenaventura, comandante de la Fuerzas Militares la instrucción proveniente del Ministerio de la defensa en el sentido que habría 20 millones de pesos a la patrulla que matara a cualquiera de los siguientes guerrilleros:

“Vera Grave, Pizarro León Gómez, Gustavo Petro, Marco Chelita, Iván Ospina y otros”.

“Lo más curioso es que cuando al M-19 le dieron indulto, me tocó prestarle seguridad personal a varios de ellos, por orden del gobierno Nacional para que no los mataran”.

Prosigue el relato que en un recorrido desde Totoró a La Silvia, en Cauca, a través de un carreteable, se encontraron con un campero Jeep, que ocupaban tres civiles, a los cuales se les disparó por no atender una orden de ‘Pare’.


Los tres murieron

El Coronel Mora Rangel, segundo comandante de Decima Brigada, quien fue avisado de lo sucedido, les ordenó hacer un hueco y enterrarlos, “quedando estas muertes impunes, y sin saber si eran o no guerrilleros”

Tras comentar un enfrentamiento con dos frentes de las guerrillas de EPL y M19, la mismo tiempo, y en que murieron varios soldados y varios, así como algunos policía fueron tomados como prisioneros, fue destituido por el fracaso de la operación.

La justificación que le dieron es que en ese ataque debían morir los oficiales y no los soldados.


Precaria situación

En el año 1990, asegura que tras haber sido destituido le vino una época de crisis porque ni en el DAS ni en ninguna parte le daban trabajo, pese a la experiencia que había adquirido en el Ejército.

Pero un día, 1992, recibió un telegrama del ministerio de Defensa en el que se le contrataba para que suministrara información. Po ello recibiría 50 mil pesos mensuales. La propuesta fue aceptada.

El comunicado asegura que en 1997, el sargento Paz se acercó al entonces general Iván Ramírez, comandante de la Primera División del Ejército, en Santa Marta y le dijo de la precaria situación económico en la que se encontraba.

El oficial, entonces sugería que se le nombrara en uno de los cargos que tienen los civiles en el ejército.

En ese momento ingresan cuatro efectivos de la Policía vestidos de saco y corbata le cayeron encima al hombre doblegándolo y desarmándolo.

Así las cosas, la lectura del comunicado quedó a medio terminar y la atención se centró entonces en lo que fue la captura del hombre. En adelante, en los medios de comunicación sólo se habló del delito de secuestro, porte ilegal de armas y del proceso que en adelante le sigue a este hombre".