jueves, 28 de enero de 2010

¿Quién mató a Argenito?

No cesa el asesinato de líderes chocoanos que insisten en enfrentarse al destierro producido por la guerra y la ambición terrateniente.

Foto: Gabriel Aponte-El Espectador

Esta imagen fue captada en Domingodó, uno de los poblados chocoanos más afectados por el desplazamiento forzado.

Argenito Díaz era un hombre de 42 años, cabeza de una familia de 11 miembros, que viajaba hacia Pavarandó, un pueblo que ha tenido la desgracia de ser, desde la Conquista, un puente entre el río Atrato y el río Sinú. Un pueblo pobre que desde los años 90 se oye nombrar porque en sus dos calles y una plaza de camino se han refugiado cientos de campesinos e indígenas perseguidos a bala, motosierra y machete desde otra tierra, una tierra en litigio ubicada más al sur y más al occidente, y que no pertenece al departamento de Antioquia sino a Chocó: Curvaradó y Jiguamiandó.

Iba pues Argenito, el 13 de enero pasado —hace 10 días—, llegando a Pavarandó en un camioncito colectivo, de esos en que a los pasajeros se les balancea la cabeza amodorrados por el calor y al ritmo de los baches de la carretera. Es un entresueño delicioso que se suda y se transmite. A veces, el conductor cae seducido por la modorra y los carros se encunetan. Eso debió pensar Argenito cuando el vehículo fue detenido bruscamente por un grupo vestido de tigre —es decir, camuflado— y boina azul.

Quien parecía mandar la cuadrilla miró cara por cara, y con la punta de su fusil, un galil, señaló a Argenito y le dijo: “Bajate pues, que vamos a conversar”. Argenito sabía que de ese tuteo no salía vivo. Conocía desde tiempo atrás los modales de los asesinos. El resto de los pasajeros temblaban. Habían oído, desde hacía días, que por ahí andaban otra vez los Mochacabezas, o las Águilas Negras, o las Autodefensas Gaitanistas, o Los Rastrojos, Los Convivir, o simplemente Los Paisas. Oficialmente se llaman hoy día Bacrim, o sea Bandas Criminales, con lo que borran el prefijo “para”, que quiere decir ‘al lado de’. Algunos de los mandos eran conocidos porque habían sido hombres de El Alemán, Freddy Rendón, comandante del bloque Élmer Cárdenas de las Auc.

La resistencia de Caño Claro

En Chocó todo se sabe, desde Acandí hasta Murindó, y desde Paimadó hasta El Tigre. Pareciera que su gente fuera un solo organismo, y lo es, no obstante los litigios de tierra y de cultura que han ido aflorando entre resguardos indígenas, territorios colectivos negros y mejoras de cachilapos o mestizos.

Argenito había sido amenazado en agosto de 2008, así que ya sabía a qué se atenía cuando lo bajaron a fusilar. Los demás pasajeros no se mosquearon. Saben qué ley rige en esos casos. La misma que se aplica desde 2007, cuando se llevó a cabo la Operación Génesis. Las dos leyes son de silencio, pero mientras una impide la denuncia, la otra ahoga la protesta, que fue la que le invocaron los paramilitares por promover una Zona Humanitaria en Caño Claro; una comunidad que se ha declarado ajena a la guerra, donde las armas han sido anuladas, y que —por desgracia— ninguna de las fuerzas armadas que actúan en la región respeta.

Pero su falta había sido más grave. En enero del año pasado instauró una acción legal ante el Tribunal de Chocó, junto con otros miembros de la comunidad de Curvaradó y Jiguamiandó, en la que exigen la restitución de la propiedad colectiva y el cese de actividades a las empresas palmicultoras. El pecado mortal de Argenito fue haber notificado el fallo, a favor de la comunidad, a los administradores de las compañías de William López, Ramiro Quintero y la reconocida familia Zúñiga Caballero. Aquí es necesario un punto aparte.

Los terratenientes

Los Zúñiga Caballero aparecen vinculados con firmas investigadas por concierto para delinquir, usurpación de tierras y desplazamiento forzoso de las comunidades de Curvaradó y Jiguamiandó. Uno de los miembros de las empresas, María Fernanda Zúñiga Chaux, debió renunciar a la gerencia de Fiduagraria —una entidad de economía mixta— por manejos indelicados. María Fernanda es sobrina de Juan José Chaux Mosquera, conocido de autos por el escándalo de alias Job.

La Unidad Investigativa de El Tiempo informó que 25 de los empresarios asociados a esas empresas estaban enredados en la adquisición de 23.000 hectáreas y que, según testigos, lo fueron con apoyo paramilitar. Más aún, Katia Patricia Sánchez, representante legal de una de esas empresas, está casada con Hernán Gómez, íntimo amigo y consejero de Carlos Castaño.

Las tierras de Curvaradó y Jiguamiandó fueron declaradas territorios colectivos basados en la Ley 70 del 93. Pero luego resultaron invadidas a la sombra de la Operación Génesis dirigida por el general (r) Rito Alejo del Río, comandante de la Brigada XVII, hoy detenido.

Durante mucho tiempo se negó la participación de los paramilitares en la operación. Cinco días después del asesinato de Argenito, El Alemán declaró que, por orden de Castaño, varios de sus hombres participaron en heroicas operaciones conjuntas con los militares que bombardearon y ametrallaron las comunidades de Salaquí, Cacarica, Truandó y Perancho, donde andaba el frente 57 de las Farc.

Según El Alemán, no sólo las Accu aportaron unidades, sino que la Fuerza Pública cumplió el acuerdo de “no entorpecer el avance de las Accu en las zonas donde se estaba realizando la Operación Génesis”. Añadió el jefe paramilitar que Maderas del Darién, una filial de Pizano S.A., que durante muchos años se ha beneficiado de concesiones para la explotación de maderas y en particular del cativo —especie en extinción—, colaboraba con los paramilitares, inclusive con aportes en dinero. Las versiones de Macaco y H.H. son, asimismo, piezas sustanciales de un expediente de más de 9.500 folios sobre por lo menos 1.700 crímenes perpetrados en Jiguamiandó y Curvaradó, Vigía del Fuerte, Pavarandó, Cacarica, San José de Apartadó y Dabeiba, y que siguen hoy, 13 años después, en la total impunidad.

El neoparamilitarismo

De todos estos hechos no se puede hablar en pasado, sino en presente histórico. En el nivel nacional las investigaciones de la Corporación Nuevo Arco Iris demuestran que el neoparamilitarismo está en pleno crecimiento. Si en 2008 había 250 municipios con presencia de los nuevos grupos, en 2009 eran ya 300 y el número de integrantes se aproximaba a 11.000 efectivos. “Se diferencian de la anterior generación de paramilitares en que aún no tienen una estructura nacional que los cobije a todos”.

Según la revista Semana, desde 2008 las Autodefensas Gaitanistas “instalaron hombres vestidos de civil en los territorios de propiedad de afrocolombianos e indígenas para vigilar los movimientos de los líderes, básicamente, y evitar cualquier intento de organización de la gente”.

Las víctimas

A medida que la gente se organiza para defender sus derechos, las muertes ejemplarizantes han ido en aumento: Benjamín Gómez, muerto en Caño Manso; Chemita, asesinado en Cacarica; Walberto Hoyos, asesinado el 14 de octubre de 2008. Todas las víctimas han encabezado procesos jurídicos para recuperar tierras de las que habían sido desplazados en Curvaradó y Jiguamiandó. La Fiscalía está investigando 23 compañías palmicultoras por haber ocupado territorios colectivos ancestrales de manera arbitraria y violenta.

Al conflicto de tierras, que ha sido ampliamente conocido por la opinión pública, hay que sumar el proyecto de construcción del tramo de la carretera Panamericana, entre Lomas Aisladas y el Alto de Letras, que supone no sólo el atropello a zonas declaradas reservas de la biósfera y patrimonio de la humanidad —como el Parque Catíos—, sino el desplazamiento de comunidades indígenas.

Según Naciones Unidas, entre 1996 y 2002 han sido asesinados 997 indígenas de los pueblos Emberá Catío y Dobidá del municipio de Acandí, por donde atravesaría la vía; entre 2004 y 2007, los indígenas asesinados han sido 519, y los desplazados, 30.000. La valorización de las tierras de la región, gracias al anuncio del proyecto, ha tenido ese terrible efecto.

Hay que agregar que en el Urabá chocoano muy conocidos paramilitares como los Castaño y los Builes poseían haciendas, tierras que Estupefacientes e Incoder han prometido expropiar y distribuir entre las víctimas del conflicto sin que esa elemental medida se haya podido llevar a cabo. Por el contrario, dirigentes campesinas, como Yolanda Niño y Ana Isabel Gómez, que encabezaban las demandas fueron asesinadas.

Argenito fue enterrado con lágrimas secas. Llorar está prohibido, otra forma de la ley del silencio.

Los ‘paras’ y la mafia de la madera

A los litigios por tierras hay que sumar la explotación de la madera, negocio hoy controlado por el neoparamilitarismo. Sobra decir que Chocó es uno de los bosques húmedos más importantes del planeta y que su riqueza maderera proverbial ha sido explotada desde los años 50. Existen identificadas y clasificadas más de 8.000 especies vegetales, de las cuales la asociación cativo —cedro, caoba, roble, ceiba tolúa— es la más perseguida.

Hoy se sacan de la selva chocoana más de un millón y medio de metros cúbicos de todo tipo de maderas. El 75% de ese volumen corresponde a los cativales que, como se sabe, cumplen una función ambiental decisiva: mantienen el cauce de los ríos y regulan los nutrientes de la vida acuática. La madera ha sido explotada por grandes empresas como Pizano y Comercializadora de Maderas del Chocó, mediante concesiones hechas por diferentes gobiernos. Greenpeace tiene la sospecha de que muchos de los contratistas de esas empresas estuvieron asociados al paramilitarismo. Hoy no hay duda de que el neoparamilitarismo tiene en la explotación maderera una gran fuente de financiación y, en esta medida, controla el negocio. Y Codechocó continúa otorgando licencias y licencias.

Por: Alfredo Molano Bravo /
Tomado de: Especial para El Espectador

Puntualizaciones sobre Chomsky, los Castro, Chávez…

XXI Asamblea del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, en La Habana, Cuba, el 28 de octubre de 2003.

Palacio de Miarlores, en Caracas, Venezuela, el 24 de agosto de 2009


Mi artículo “Chomsky en bufón de Chávez”, publicado primero en el Boletín CUBA libertaria y reproducido luego en inglés, francés, italiano y alemán en diferentes web, no ha sido del agrado de cuantos siguen viendo en los Castro, Chávez, etc., los adalides del socialismo y del antiimperialismo de hoy en día. Y ello pese a las evidencias cada vez más obvias de lo que realmente son el “socialismo” y el “antiimperialismo” de esos histriónicos caudillos populistas.

Por supuesto que era de esperar estas reacciones; pues no hay mayor ceguera que la producida por la adhesión a hombres providenciales. La historia está llena de casos paradigmáticos de cegueras colectivas de este tipo: el de los Hitler, Mussolini, Stalin, Mao, Perón y Evita, por no remontar muy lejos. Cegueras colectivas que sólo la historia y el cambio generacional disiparon. No seré pues yo quien intente devolver la visión a quienes no quieren ver. El tiempo, la historia les obligará a ello, aunque… tampoco se puede afirmar de manera categórica; pues es suficiente con ver a los admiradores del “socialismo real” que aún quedan por ahí. Y ello pese al derrumbe del muro de Berlín, al “capital-comunismo” chino, etc.

Lo que no me esperaba, lo sorprendente, ha sido una cierta crítica… Una “crítica" que no cuestiona el fondo de mi reacción, ante la bufonada de Chomsky, sino la forma… Pues, en cuanto al fondo, esta “crítica” reconoce que esos líderes, “los Castro, Chávez, Lula y Morales”, constituyen “una mezcolanza seudo izquierdista”, además de ser “sedicentes antiimperialistas”. Una “crítica” sorprendente…No sólo por este reconocimiento y por desear “una sociedad sin explotación social” y “sin tutela de ninguna minoría encima de las masas y sin el control de éstas”, sino porque hace suya la visión socialdemócrata de la “necesidad de los trabajadores de ampliar la superficie de la jaula en que estamos”. Ampliar en vez de destruirla. Y ello justificado porque Chomsky dijo en noviembre de 1996, a los estudiantes de Historia de la Universidad de Sào Paulo, que “la disminución del Estado mengua el espacio en que se puede ejercer la influencia pública” y que esto “no es un objetivo anarquista”. Un Chomsky presentado como un encomiable “compañero de viaje” del anarquismo, aunque también se nos insiste en no olvidar que “Chomsky no está afiliado a un grupo anarquista, si bien está cerca de los IWWW de los EE. UU.”

Es pues esta sorprendente profesión de fe socialdemócrata, la que se nos aconseja asumir desde curiosos planteamientos “anarquistas”, la misma que me incita a hacer unas puntualizaciones sobre Chomsky, los Castros, Chávez, etc. No sólo por lo cuestionable de la justificación chomskyana del Estado sino también por lo que esa “crítica” pretende justificar realmente con ella: el silencio frente a conductas que están contribuyendo hoy, como las similares de ayer, a castrar las aspiraciones revolucionarias de las masas explotadas y a desacreditar la idea misma de socialismo como proyecto social emancipador. Conductas que aplican a la letra eso de “ampliar la superficie de la jaula” y de hacer del Estado el eje de la vida pública, con el resultado que ellas dieron en el pasado y que están dando en el presente, y que cada uno juzgará en función de su conciencia social y política.

En consecuencia, y por parecerme obvio, mis puntualizaciones se centrarán en la responsabilidad del hacerse cómplice de este silencio. Por supuesto, la responsabilidad de Chomsky por no denunciar hoy estas conductas, las mismas que ayer denunció en contextos inclusive más revolucionarios, y también nuestra propia responsabilidad, en tanto que anarquistas, si por miedo a “herir a los trabajadores, sobre todo latinoamericanos, que mantienen cierta confianza en direcciones y líderes que nos parecen ni fiables ni serios”, nos callamos y no decimos lo que pensamos sobre ese populismo pretendidamente revolucionario. Lo que piensan y dicen ya, con valentía y honestidad que les honra, numerosos marxistas no dogmáticos en el mundo entero y en la propia Cuba y Venezuela.

La caución chomskyana al populismo seudo revolucionario

El hecho de ser Chomsky uno de los intelectuales estadounidenses más críticos de la democracia, pretendidamente existente en los EE. UU., y de la política imperialista de los gobiernos norteamericanos, no le exonera de ser igualmente crítico con la ausencia de democracia en regímenes tanto o más autoritarios que el yanqui. Además, el antiimperialismo de Chomsky no puede ser un antiimperialismo de conveniencia, debe serlo de convicción. Como lo era en el pasado, cuando fustigaba, por las mismas consideraciones políticas y éticas, tanto al norteamericano como al soviético. Una equidistancia honesta, moral y consecuente con sus ideas de justicia y libertad para todos. De ahí que fuese escuchado y se convirtiese en referencia ética y política para cuantos rechazaban esas dos caras de lo inaceptable: la explotación y la dominación.

Entonces, su crítica no era maniquea. Lo que reprochaba a un campo no lo justificaba en el otro. No había parcialidad ni retórica de circunstancias sino exigencia de verdadera coherencia entre medios y fines. Tanto en un lado como en el otro. No era pues cuestión de su moral y la nuestra, como lo pretendían los que denunciaban y condenaban la pena de muerte en los USA y la justificaban en la URSS o al revés. Chomsky no era entonces ni de éstos ni de aquéllos. Al contrario, denunciaba a los que practicaban esta doble moral, y éste es el Chomsky que debería seguir siendo si no ha renegado de lo que fue en el pasado. El Chomsky que, a la pregunta del por qué había dicho que Lenin y Trotzky fueron los peores enemigos del socialismo en el siglo XX, peores que Hitler, Mussolini, Chang-Kai-Chec, Truman o Churchill, respondió: “Contrariamente a los que usted menciona, Lenin y Trotzky fueron enemigos del socialismo por varias razones. Primero destruyeron sistemáticamente Rusia, desmontando y prohibiendo las organizaciones socialistas y demás organizaciones populares, que aparecieron durante el periodo de entusiasmo revolucionario, antes de que Lenin y Trotzky se amparasen del poder. Segundo, lo hicieron en nombre del “socialismo” y así sabotearon el socialismo, no solo en Rusia sino también en el mundo entero. La tiranía antisocialista instituida por Lenin y Trotzky fue transformada mas tarde en una monstruosidad absoluta por Stalin”.

¿Serán hoy los Castro, Cháves, etc., más consecuentes con el ideal socialista que lo fueron entonces los Lenin, Trotzky, etc.? ¿Son las “organizaciones socialistas y demás organizaciones populares” las que deciden en sus países o son los Castro, Chávez, etc., los que lo hacen?

La responsabilidad de Chomsky es por esta inconsecuencia, por este silencio; pues ¿qué sentido tiene decir, tras dejarse fotografiar con el caudillo Chávez y agradecerle su socialismo del siglo XXI, que en el país hay “enorme corrupción, elementos de caudillismo- la tradicional plaga latinoamericana”, al final de una visita de 48 horas a Venezuela? Y no digamos de su visita a Cuba, dejándose fotografiar con Castro, otro caudillo, poco tiempo después de que éste hubiese hecho fusilar a unos jóvenes negros simplemente porque habían querido escapar de la “jaula”, que era y sigue siendo Cuba, sin haber matado ni herido a nadie. Sí, ciertamente, el número de fusilados en Cuba está muy lejos del de los fusilados en Rusia por los chekistas… Pero, al menos para mí, matar a esos jóvenes negros es tan odioso e inaceptable como lo fueron los miles de asesinatos chekistas. Además de responder a la misma lógica del terror. Y eso es algo que Chomsky no debería haber olvidado, ni siquiera a los cerca de 80 años que debía tener entonces.

Además, no ha dicho Chomsky: “El anarquismo, por lo menos como le comprendo, es la tendencia del pensamiento y de la acción humana que busca identificar las estructuras de autoridad y de dominación, a llamarlas para que se justifiquen desde el momento en que se demuestra que son incapaces de hacerlo y trabajar para rebasarlas. Formas de opresión que antes eran a penas reconocidas y aun menos combatidas no son hoy en día consideradas como tolerables. Es un éxito y no un revés del anarquismo.”

La caución del silencio…

Por las mismas razones por las que Chomsky se creyó obligado a repetir lo que había dicho de Lenin y Trotzky, y con el mismo derecho que él se otorgó para decir lo que pensaba sobre las conductas de esos dos personajes durante la revolución rusa, yo seguiré denunciado a los Castro, Chávez, etc., de ser también enterradores de las aspiraciones emancipadoras de sus pueblos. Pues no sólo es lo que pienso sino lo que piensan y no paran de repetir los militantes asociativos y sindicalistas revolucionarios que defienden la autonomía de las organizaciones socialistas y demás organizaciones populares en esos países. No sólo por el incumplimiento de las promesas hechas al pueblo y la represión judicial contra los sindicalistas obreros y campesinos que exigen tal cumplimiento sino por la criminalización de la lucha social, como lo hacían y lo siguen haciendo los regímenes burgueses.

El hilo conductor y el objetivo de esta forma de gobernar, supuestamente “progresista”, son los mismos que en el pasado, cuando los gobiernos aplastaban las rebeliones populares con represión militar. Sólo que ahora la estrategia de dominación promueve el control de la insubordinación por los propios ciudadanos y ciudadanas convertidos en brazo ejecutor de las políticas de contención estatales. De ahí la implementación de las Misiones (Venezuela), los programas Socio-país (Ecuador), la Red Solidaria (El Salvador) o Familias en Acción (Colombia), como el Bono Juancito Pinto (Bolivia), o la Bolsa Familia (Brasil), o el programa Tekopora (Paraguay), o el bono Mi familia Progresa (Guatemala), o también el programa Oportunidades (México), entre otros, como estrategias de intervención y control social. Además, claro está, de los “Comités de Defensa de la Revolución”, los famosos CDR cubanos.

Y todo ello para que las transnacionales puedan continuar sin problemas laborales mayores la explotación de los recursos naturales de estos países dentro del mismo modelo desarrollista de la globalización capitalista neoliberal. Y eso pese, o gracias, a los encendidos discursos antiimperialistas y antioligárquicos de los Castro, Chávez, etc.

Lo asombroso es el silencio de ciertos intelectuales de izquierda ante estas actuaciones que consolidan y ratifican el liberalismo político y económico, que, como en el pasado, sólo beneficia a la burocracia y a los sectores de la burguesía cercanos a los que gobiernan. De esa izquierda que antes era crítica, radical, iconoclasta con los discursos del poder, y que ahora, por apoyar, suscribir y adscribirse a los proyectos políticos de los denominados gobiernos progresistas, ha arriado la bandera de la crítica social e intenta justificar lo injustificable: la demagogia y la corrupción. Una connivencia que va más lejos que el simple silencio, pues, en su afán de impedir el debate, la crítica y la discusión en el seno de la izquierda en el continente y en el mundo, recurren a lo de siempre: la calumnia, la descalificación y el insulto.

Así, mientras se guarda silencio, un silencio que es complicidad, el continente entero está girando hacia lo que ya algunos socialistas auténticos llaman el “posneoliberalismo”, aunque también se le podría llamar la forma "democrática" del “socialismo” chino. Y es así como una transición, que efectuada por gobiernos abiertamente neoliberales habría sido traumática, se produce sin mayores tensiones gracias a estos gobiernos -que también podemos llamarles ya “posneoliberales”. Gobiernos que, además de acentuar los procesos extractivistas, productivistas, de privatización territorial y criminalización social a favor de las transnacionales y las burguesías de la región, están poniendo a tono el continente con las exigencias económicas y las injusticias laborales de la globalización capitalista. A lo que se debe agregar la pérdida de credibilidad ética de las izquierdas latinoamericanas por lo comprometidas que están en la corrupción, las estafas, los latronicios y el clientelismo.

Ante tal situación, y con la misma voluntad que Chomsky demostró en su momento para hacer frente a los que, para callarle, le acusaban de contribuir, con sus críticas del falso “socialismo real”, al reforzamiento del discurso contrarrevolucionario del campo pro yanqui e inclusive insinuaban de que él estaba a sueldo de la CIA de ese tiempo, yo seguiré impertérrito denunciando (y apoyando a cuantos denuncian) estas nefastas derivas del ideal emancipador. Derivas propuestas e implementadas por Caudillos y movimientos populistas, demagógicos, falsamente e histriónicamente revolucionarios. No sólo porque es falso que al hacer esta crítica se dé armas a los enemigos de la revolución, la verdadera, la del pueblo y no la de los burócratas, sino porque esta crítica es necesaria, fundamental, para que el pueblo laborioso pueda recuperar su autonomía y vuelva a luchar por una transformación social que ponga fin a la explotación y dominación que soporta desde hace tantos siglos.

No obtendrán pues mi silencio. Y menos aún con calumnias, amenazas o críticas autosuficientes. No sólo porque lo considero un deber -como Chomsky entonces- sino también porque a esas calumnias y amenazas puedo oponer mi historial, mi biografía, en el terreno de la lucha contra el imperialismo y todas las formas del Poder, y a esas críticas autosuficientes los hechos históricos.

Además, ¿por qué me callaría, si son muchos los marxistas críticos que, como yo, se indignan y se manifiestan contra la “cínica retórica de la resignación”, coincidiendo con los anarquistas en que “el socialismo no puede concederse desde arriba” y que, para resolver los problemas de su construcción, “la libertad más amplia, la actividad más amplia, la más amplia parte de la población es necesaria”? ¿Por qué lo haría, si esta coincidencia, entre anarquistas y marxistas críticos, en actualizar la necesidad de recuperar la autonomía para los movimientos sociales y en rechazar los planteamientos dogmáticos y doctrinarios en el combate contra el capitalismo y el Estado es un hecho esperanzador? No por convencimiento y fidelidad ideológica sino por conclusión lógica de lo que nos enseña la historia y la vida de cada día.

Efectivamente, como lo reconocen estos marxistas, “a lo largo de todo el siglo XX, mucha agua ha corrido bajo los puentes de las revoluciones”… Como también es verdad que “a lo largo de las experiencias sociales y de las investigaciones antropológicas, los enfoques teóricos del Estado se han enriquecido y profundizado”, desmitificando el fetichismo del poder al evidenciar “la genealogía de las relaciones de poderes”. Además de que “las retóricas liberales del Estado mínimo o del repliegue del Estado no hacen sino resaltar con más relieve el núcleo duro de sus funciones represivas y su papel eminente en la puesta en pie de los dispositivos del biopoder”. De ahí que, “si el tejido de las relaciones de poder hay que deshacerlo, y si se trata de un proceso a largo plazo, la maquinaria del poder del Estado hay que romperla”.

Y si a esto le agregamos la denuncia de “las ilusiones parlamentarias”, del “cretinismo parlamentario”, y de todas las ortodoxias revolucionarias, ¡cómo no confiar en el encuentro de todos los heterodoxos de las ideologías, supuestamente manumisoras, en el combate contra el Capital y el Estado!


Por: Octavio Alberola
Tomado de: Cuba Libertaria - Kaos en la red

Aparece en Colombia una fosa común con 2.000 cadáveres


En el pequeño pueblo de La Macarena, región del Meta, 200 kilómetros al sur de Bogotá, una de las zonas más calientes del conflicto colombiano, se está descubriendo la mayor fosa común de la historia reciente de Latinoamérica, con una cifra de cadáveres "NN", enterrados sin identificar, que podría llegar a los 2.000, según diversas fuentes y los propios residentes. Desde 2005 el Ejército, cuyas fuerzas de élite están desplegadas en los alrededores, ha estado depositando detrás del cementerio local cientos de cadáveres con la orden de que fueran inhumados sin nombre.

Se trata del mayor enterramiento de víctimas de un conflicto de que se tenga noticia en el continente. Habría que trasladarse al Holocausto nazi o a la barbarie de Pol Pot en Camboya, para encontrar algo de esta dimensión.

Los cuerpos sin identificar ha sido depositados por el Ejército a partir de 2005

El jurista Jairo Ramírez es el secretario del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia y acompañó a una delegación de parlamentarios ingleses al lugar hace algunas semanas, cuando empezó a descubrirse la magnitud de la fosa de La Macarena. "Lo que vimos fue escalofriante", declaró a Público. "Infinidad de cuerpos, y en la superficie cientos de placas de madera de color blanco con la inscripción NN y con fechas desde 2005 hasta hoy".

Desaparecidos

Ramírez agrega: "El comandante del Ejército nos dijo que eran guerrilleros dados de baja en combate, pero la gente de la región nos habla de multitud de líderes sociales, campesinos y defensores comunitarios que desaparecieron sin dejar rastro".

Mientras la Fiscalía anuncia investigaciones "a partir de marzo", tras las elecciones legislativas y presidenciales, una delegación parlamentaria española integrada por Jordi Pedret (PSOE), Inés Sabanés (IU), Francesc Canet (ERC), Joan-Josep Nuet (IC-EU), Carles Campuzano (CiU), Mikel Basabe (Aralar) y Marian Suárez (Eivissa pel Canví) llegó ayer a Colombia para estudiar el caso y hacer un informe para el Congreso y la Eurocámara. La situación de la mujer como primera víctima del conflicto y la de los sindicalistas (solo en 2009 fueron asesinados 41) centrarán también su trabajo en diferentes zonas del país.

Más de mil fosas en el país

El horror de La Macarena ha puesto de actualidad la existencia de más de mil fosas comunes con cadáveres sin identificar en Colombia. Hasta finales del pasado año, los forenses habían censado unos 2.500 cadáveres, de los que habían logrado identificar a cerca de 600 y entregar los cuerpos a sus familiares.

La localización de estos cementerios clandestinos ha sido posible gracias a las declaraciones en versión libre de los mandos medios presuntamente desmovilizados del paramilitarismo y acogidos a la controvertida Ley de Justicia y Paz que les garantiza una pena simbólica a cambio de la confesión de sus crímenes.

La última de estas declaraciones ha sido la de John Jairo Rentería, alias Betún, quien acaba de revelar ante el fiscal y los familiares de las víctimas que él y sus secuaces enterraron "al menos a 800 personas" en la finca Villa Sandra, en Puerto Asís, región del Putumayo. "Había que desmembrar a la gente. Todos en las Autodefensas tenían que aprender eso y muchas veces se hizo con gente viva", ha confesado el jefe paramilitar a la fiscal de Justicia y Paz.
................................................................................

"El Gobierno no quiere investigar"
Alfredo Molano. Sociólogo y escritor


Alfredo Molano, uno de los columnistas más influyentes de Colombia, ha recorrido el país como cronista de la violencia, lo que le valió el exilio para escapar de las amenazas de militares y paramilitares.


¿Cuál es la situación de las fosas en Colombia?
La propia Fiscalía General de la Nación habla de 25.000 “desaparecidos”, que en algún sitio tienen que estar. Hay cementerios clandestinos enormes en Colombia. Hay gente borrada. También es posible que hayan hecho desaparecer muchos restos como en los hornos crematorios del nazismo.

¿Estas fosas tienen que ver con los llamados ‘“falsos positivos”?
Sí, todo esto puede estar relacionado con los “falsos positivos” [colombianos civiles asesinados a la que se presentaba como “muertos en combate”]. El ejército los enterraba clandestinamente. Buena parte de ellos van a encontrarse en estas fosas comunes.

¿Cuál puede ser la magnitud de estos hallazgos de fosas?
Terrible. Ni en los años cincuenta hubo en Colombia tanta brutalidad como la que muestran estas acciones de los paramilitares, pero el Gobierno no tiene voluntad de investigar a fondo, y sólo dejará que aparezcan algunas tumbas. Además, los plazos son larguísimos y las dificultades técnicas para las identificaciones, pruebas químicas y ADN son enormes.

Por: ANTONIO ALBIÑANA
Tomado de: www.publico.es
Caricatura: Bacteria