El 20 de julio, para los que no entienden y no se alegran por esta falsa Independencia, se convocaba a la población colombiana a un transbordo ideológico inadvertido, donde las personas que participan son fieles grabadoras y repetidoras de las estructuras en las que los comandan, poniéndose tristemente ellos mismos las vendas en sus ojos para no ver unas fuerzas militares que son opresoras, agresivas y mal educadas con los no combatientes; el hambre al lado de grandes cultivos de caña, maíz, yuca, algodón y arroz; la falta de empleo y el constante desplazamiento de los propietarios de los campos a los cascos urbanos; los barrios marginales periféricos de desplazados, en donde la ausencia de Estado es manifiesta por ser zonas de vivienda de alto costo e inversión social.
Este año se llamaba en todas las ciudades y en algunos lugares del país a celebrar izando la bandera, rindiendo homenaje a unos símbolos patrios que se conservan en el baúl de las nostalgias, de lo que no fue y nunca será; se les convocaba a estar felices por la patria, por el país, por la nación, a través de participar en un programa nacional de música, auspiciado por el Ministerio de Cultura, en el marco de la celebración del bicentenario de la Independencia. Lastimosamente aún muchos siguen encadenados, los cuales con pañitos de agua y eventos comercio-culturales como Medellín Despierta y la Gran Fiesta Nacional, tapan las muertes y celebran con actividades sin ningún sentido o contenido, sin ningún respeto por las vidas. Más de 800 muertes en la ciudad en lo que va corrido de este año.... Más de 30 muertes registradas en lo que va del mes de julio y quien sabe cuantos más picados, tirados al río o enterrados en cualquier potrero.
Ya no es posible seguir tapándonos los ojos, los oídos; no podemos ponernos la coraza de la indiferencia, de creer en la muerte por encima de la vida; ni un momento más pasivos ante imaginarios impuestos por la propaganda y el juego mediático para favorecer las políticas del actual gobierno. Frases y cifras que no tienen nada de realidad y que constantemente ondean por las emisoras y cajas negras como: la seguridad democrática va muy bien, el país va creciendo, los medios de comunicación masivos son imparciales, estamos controlando los brotes de inseguridad, de guerra en los barrios, del rearme paramilitar, entre otras; nos demuestran que realmente en este país sabemos como tapan el sol con un dedo, con shows de asistencialismo, estadísticas y encuestas amañadas y farándula de funcionarios públicos.
Así que mientras no haya “seguridad” o soberanía alimentaria; mientras los militares extranjeros de la USA están inmiscuidos en nuestro conflicto y sean los principales mercaderes de las muertes, interesados en consolidar la economía de la guerra y en hacer presencia en todas las bases militares colombianas; mientras existan más acuerdos o convenios militares entre el Estado Colombiano con EE.UU que diezman nuestra autonomía y ponen en peligro a los países de la región; mientras hayan más de 1.800 casos de ejecuciones extrajudiciales en los cuales los más afectados son jóvenes y campesinos y no hayan medidas reales que frenen este crimen de lesa humanidad; mientras no vivamos bien, no vivamos como queramos y sin humillaciones no podremos celebrar el bicentenario de la Independencia.
Más bien éstos 199 años, son los de una lucha por una democracia que no llegó a ninguna perfectibilidad humana, no llegó a unas formas de elegir que les interesa ejercer el poder emanado de las gentes para el pueblo, es decir, de la democracia y del Estado no quedó en nada. Estas gestas de Independencia, estas ideas de libres pensadores, de soñadores y creyentes de cambios en sus contextos no se vislumbran bajo el sol. Lo que quedo fue una elite, que entró como nueva fuerza en los juegos del poder, para desde allí seguir manipulando a la mayoría, instándolos a participar de eventos, a ser una masa de hombres ciegos e informantes, grabadoras repetidoras de lo que dicen los medios, acudiendo a la tergiversación, la duda y el miedo impuesto a los mestizos, los negros, los indígenas, los que balen menos que la bala que los mata, que no piensan el status quo, que nunca estudian porque a diario sobreviven, los que otrora se nombraban como el tercer estado y que siguen siendo los que cargan y pagan todo, sin tocarles nada ni en la vida ni en la muerte.
Este escrito se hizo con la idea de mostrar que no sólo estamos en desacuerdo, que tenemos propuestas y contenidos que nutren nuestra movilización y organización. Nos movilizamos a partir de la Acción Directa Noviolenta porque desde hace 11 años en el Parque Obrero de Boston se han escuchado gritos de desobediencia. Muchas objeciones llenas de argumentos. Muchos jóvenes, miles de ellos, haciendo actos culturales conscientes que retoman la ciudad como método de negación de una guerra absurda que vive Colombia en la ciudad y el campo, antes de que naciéramos, ustedes y nosotros.
Un parque de un Barrio tradicional de Medellín, se lleno de locos y cuerdos, jóvenes y viejos, donde se celebró el 20 de Julio, 199 años de patria boba, de independencia sin gloria ni júbilo, de intervencionismo militar de EE.UU, de ejecuciones extrajudiciales, de criminalización a la protesta social. 20 años de la Red Juvenil, de los cuales 11 de ellos con música, arte y estética, piden el desarme de hombres y mujeres, para vivir dando paz, para hacer y soñar cosas diferentes a muertes, para no vivir más en conflictos y guerras. Quejarse y proponer haciendo una fiesta propia, un festival independiente, con comida sana, con licor propio: Chicha, con hierba de las matas del patio, con música de los parceros. Con arte, diversión y resistencia. El Antimili Sonoro como la movilización, la desobediencia y la diversidad, como un espacio de encuentro, reconocimiento y afinidad; un territorio donde se siembra la conciencia para la transformación y nuestra real y verdadera celebración de que no hay independencia, más bien existe la necesidad insaciable de liberar nuestra conciencia.
NO COMPARTIMOS COMO COLOMBIANOS
NI EL JÚBILO NI LA GLORIA DE 199 AÑOS DE INDEPENDENCIA
Por: Red Juvenil
Tomado de: www.redjuvenil.org
Este año se llamaba en todas las ciudades y en algunos lugares del país a celebrar izando la bandera, rindiendo homenaje a unos símbolos patrios que se conservan en el baúl de las nostalgias, de lo que no fue y nunca será; se les convocaba a estar felices por la patria, por el país, por la nación, a través de participar en un programa nacional de música, auspiciado por el Ministerio de Cultura, en el marco de la celebración del bicentenario de la Independencia. Lastimosamente aún muchos siguen encadenados, los cuales con pañitos de agua y eventos comercio-culturales como Medellín Despierta y la Gran Fiesta Nacional, tapan las muertes y celebran con actividades sin ningún sentido o contenido, sin ningún respeto por las vidas. Más de 800 muertes en la ciudad en lo que va corrido de este año.... Más de 30 muertes registradas en lo que va del mes de julio y quien sabe cuantos más picados, tirados al río o enterrados en cualquier potrero.
Ya no es posible seguir tapándonos los ojos, los oídos; no podemos ponernos la coraza de la indiferencia, de creer en la muerte por encima de la vida; ni un momento más pasivos ante imaginarios impuestos por la propaganda y el juego mediático para favorecer las políticas del actual gobierno. Frases y cifras que no tienen nada de realidad y que constantemente ondean por las emisoras y cajas negras como: la seguridad democrática va muy bien, el país va creciendo, los medios de comunicación masivos son imparciales, estamos controlando los brotes de inseguridad, de guerra en los barrios, del rearme paramilitar, entre otras; nos demuestran que realmente en este país sabemos como tapan el sol con un dedo, con shows de asistencialismo, estadísticas y encuestas amañadas y farándula de funcionarios públicos.
Así que mientras no haya “seguridad” o soberanía alimentaria; mientras los militares extranjeros de la USA están inmiscuidos en nuestro conflicto y sean los principales mercaderes de las muertes, interesados en consolidar la economía de la guerra y en hacer presencia en todas las bases militares colombianas; mientras existan más acuerdos o convenios militares entre el Estado Colombiano con EE.UU que diezman nuestra autonomía y ponen en peligro a los países de la región; mientras hayan más de 1.800 casos de ejecuciones extrajudiciales en los cuales los más afectados son jóvenes y campesinos y no hayan medidas reales que frenen este crimen de lesa humanidad; mientras no vivamos bien, no vivamos como queramos y sin humillaciones no podremos celebrar el bicentenario de la Independencia.
Más bien éstos 199 años, son los de una lucha por una democracia que no llegó a ninguna perfectibilidad humana, no llegó a unas formas de elegir que les interesa ejercer el poder emanado de las gentes para el pueblo, es decir, de la democracia y del Estado no quedó en nada. Estas gestas de Independencia, estas ideas de libres pensadores, de soñadores y creyentes de cambios en sus contextos no se vislumbran bajo el sol. Lo que quedo fue una elite, que entró como nueva fuerza en los juegos del poder, para desde allí seguir manipulando a la mayoría, instándolos a participar de eventos, a ser una masa de hombres ciegos e informantes, grabadoras repetidoras de lo que dicen los medios, acudiendo a la tergiversación, la duda y el miedo impuesto a los mestizos, los negros, los indígenas, los que balen menos que la bala que los mata, que no piensan el status quo, que nunca estudian porque a diario sobreviven, los que otrora se nombraban como el tercer estado y que siguen siendo los que cargan y pagan todo, sin tocarles nada ni en la vida ni en la muerte.
Este escrito se hizo con la idea de mostrar que no sólo estamos en desacuerdo, que tenemos propuestas y contenidos que nutren nuestra movilización y organización. Nos movilizamos a partir de la Acción Directa Noviolenta porque desde hace 11 años en el Parque Obrero de Boston se han escuchado gritos de desobediencia. Muchas objeciones llenas de argumentos. Muchos jóvenes, miles de ellos, haciendo actos culturales conscientes que retoman la ciudad como método de negación de una guerra absurda que vive Colombia en la ciudad y el campo, antes de que naciéramos, ustedes y nosotros.
Un parque de un Barrio tradicional de Medellín, se lleno de locos y cuerdos, jóvenes y viejos, donde se celebró el 20 de Julio, 199 años de patria boba, de independencia sin gloria ni júbilo, de intervencionismo militar de EE.UU, de ejecuciones extrajudiciales, de criminalización a la protesta social. 20 años de la Red Juvenil, de los cuales 11 de ellos con música, arte y estética, piden el desarme de hombres y mujeres, para vivir dando paz, para hacer y soñar cosas diferentes a muertes, para no vivir más en conflictos y guerras. Quejarse y proponer haciendo una fiesta propia, un festival independiente, con comida sana, con licor propio: Chicha, con hierba de las matas del patio, con música de los parceros. Con arte, diversión y resistencia. El Antimili Sonoro como la movilización, la desobediencia y la diversidad, como un espacio de encuentro, reconocimiento y afinidad; un territorio donde se siembra la conciencia para la transformación y nuestra real y verdadera celebración de que no hay independencia, más bien existe la necesidad insaciable de liberar nuestra conciencia.
NO COMPARTIMOS COMO COLOMBIANOS
NI EL JÚBILO NI LA GLORIA DE 199 AÑOS DE INDEPENDENCIA
Por: Red Juvenil
Tomado de: www.redjuvenil.org