lunes, 23 de marzo de 2009

Acción paralela: una propuesta para salir del guetto

Cada vez existe una respuesta mayor por parte de la sociedad a los ataques del neoliberalismo. El hecho de que sea mayor no implica que sea más fuerte o más efectiva. Los caminos del reformismo ciudadanista, democrático, pluralista, respetuoso, etc. se quedan obsoletos (si es que alguna vez no lo fueron). Esto no significa que podamos acomodarnos en la postura de la prepotencia intelectualoide o de acción incuestionable, si queremos destruir el poder debemos dotar de fuerza a los movimientos sociales que vayan surgiendo, en caso contrario se desvaneceran una vez hayan conseguido limpiar su conciencia a pesar de no haber conseguido nada en absoluto.

No podemos pretender que las personas que se mueven en ese ámbito adquieran sin más una lucha anticapitalista total y unas estructuras antijerárquicas y antiautoritarias. La falta de referentes de lucha real cercanos en el tiempo (más bien se podría decir que se ha abierto un abismo intencionadamente por respeto al “consenso democrático”), el bienestar material que produce que se este en contra de ciertos aspectos del sistema, pero no en contra de él como totalidad, la pasividad inculcada social y educativamente; estas son algunas de las causas que implican que un movimiento que pretende destruir el sistema no debe despreciar de plano cualquier reivindicación que no tienda sino a arreglar una parte de él. No podemos limitarnos a la crítica desde la comodidad del guetto y su rutina, si hay gente en la calle deseosa de abrir alguna brecha, por pequeña que sea, ahí debemos estan nosotrxs para hacerla lo más grande posible. Existen ya una cantidad considerable de críticas al reformismo/ciudadanismo y no vemos necesario repetirlas ni avanzarlas aquí, esto último nos parece necesario pero no es el objetivo inmediato de este texto. [1]

Dichas luchas carecen de unos métodos radicales verdaderamente efectivos, no quieren hacer ningún cambio sustancial porque no poseen los medios adecuados. Ni quieren ni pueden, pero solo cuando puedan serán capaces de querer. La mayor parte de las personas que participan en esas luchas desprecian al sistema pero se conforman con lavarle la cara ya que no ven posibilidad alguna de destruirlo. Precisamente, nuestro papel consiste en sacar a relucir ese desprecio y convertirlo en odio, a la par que si conseguimos radicalizar los medios es muy probable que se afiance un auténtico movimiento anticapitalista no basado exclusivamente en términos cuantitativos, sino combinando estos con los cualitativos.

Nuestra propuesta para conseguir dichos objetivos consiste en un tipo de agitación teórica y práctica que vaya paralela a los movimientos reformistas. Si dichas acciones se difunden y se anima a las personas ajenas al guetto a realizarlas (junto a ellxs o independientemente, en función del caso y de las posibilidades) es probable que los conflictos sociales futuros posean una visión más amplia y sus objetivos apunten a la desaparición de la dominación, conformándose así un movimiento difuso, radical en medios y fines. Para ello las acciones y escritos que se realicen deben ser entendibles por lo que respecta a objetivos (tanto si son acciones divulgativas como si buscan causar daño económico), lo que no significa que se deba disminuir el discurso anticapitalista o la violencia ejercida.

Si se plantea la extensión del conflicto en estos términos, es redundante señalar que dichas acciones deben ser efectivas para que sean apropiadas por las personas que se movilizan. Si la gente que se mueve en ámbitos reformistas observa que existen otros métodos más efectivos y que no suponen hacer payasadas en manifestaciones inútiles, o negociar y claudicar muchos de sus reivindicaciones, adoptarán dichos métodos.

Adelantándonos a las previsibles críticas vamos a hacer una serie de aclaraciones:


-La acción paralela a los movimientos reformistas no debe ser el único campo de acción, entendemos más bien que este tipo de acción forma parte de la creación de un movimiento anticapitalista real y radical, necesidad patente en la actualidad donde el reformismo no sirve para nada y el guetto únicamente sirve para alimentar el ego de unxs cuantxs engañándose sobre los resultados de las acciones de siempre dirigidas contra lo de siempre. No hay que rebajar nuestro discurso ni nuestros objetivos, ni hay que abandonar la lucha por los mismos, no queremos sustituir una cosa por la otra sino extender el conflicto.

-No consideramos deseable el aumento cuantitativo si no va acompañado de un aumento paralelo de la calidad de la acción individual y grupal. El mito de que “pocas personas pueden hacer mucho daño” no elimina la realidad de que sin una verdadera base social no se puede cambiar nada radical y permanentemente. Nuestro objetivo a “corto” plazo es desmasificar a la sociedad (los movimientos ciudadanistas también son masa), una vez a estas personas les resulte insoportable su dominación como nos resulta a nosotrxs seremos capaces de destruir el sistema, solo la masa puede permitirse vivir en esta mentira cotidiana, solo el fin de sus relaciones grises inspirará el ansia de libertad. La acción paralela se presenta como una herramienta más, no es la solución definitiva.

-No proponemos la inacción hasta el gran momento de la revolución (que quizás nunca llegue) sino el acrecentamiento de nuestras fuerzas indefinidamente. Romper los límites cuantitativos y cualitativos mediante la acción y el debate en todos los frentes. Se trata de no olvidar que queremos a la humanidad entera libre y que es la humanidad entera la que debe liberarse por sus propios medios.

-No queremos unirnos a, ni fusionarnos con, los movimientos reformistas, sino radicalizar sus métodos de lucha hasta que la utilización de los mismos sea tan amplia que los pilares del sistema sean susceptibles de ser destruidos. Estos métodos tienen que extenderse al ámbito personal tanto como al campo social, ya que así consideramos que pueden ser tomados como prioritarios ante las injusticias, por los movimientos sociales, respecto a las vías institucionales o legalistas, ya sean agresiones sexuales, destrucción de barrios, etc.

-No es esta una forma de lucha definitiva o acabada, deberá ser superada cuando la situación lo requiera. Únicamente tratamos de superar las formas anteriores como trataremos de superar las formas presentes cuando lo aconseje el momento.

-La acción paralela no tiene porque suponer vanguardismo ni dirigismo. Más bien supone un desafío a los dirigentes y vanguardias de los movimientos reformistas, oponiéndoles la autoorganización de lxs afectadxs por el problema y el aumento de su capacidad de respuesta, convirtiéndose en una amenaza para su legitimidad (si las personas se autoorganizan no les necesitarán). Además supone una invitación a que sean protagonistas de sus propias vidas, sin tapujos y sin mediadores.

-Esta propuesta no es eminentemente teórica sino que ha sido puesta en práctica espontáneamente antes de haber escrito este texto, de hecho los resultados son los que animan a lxs autorxs a difundir esa experiencia de lucha.


Un grupo de afinidad cualquiera


[1] Se puede recurrir a “El impasse ciudadanista” de Alain C. y al número 2 de la publicación “Ruptura”.



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