domingo, 10 de mayo de 2009

Reseña Performance en memoria de Nicolás Neira




Ayer 8 de mayo, la Red Libertaria Popular Mateo Kramer convocó a un plantón para recordar el asesinato de Nicolás Neira, joven de 15 años que fue asesinado por el ESMAD (Escuadrón antidisturbios de la policía colombiana). El Colectivo 6 de Mayo coordinó gran parte del evento y realizó un performance al cual asistieron un considerable número de libertarias y libertarios, jóvenes rebeldes y varios transeúntes que caminaban por las nocturnas calles bogotanas.



En pleno septimazo en el centro de la ciudad se formó un círculo de curiosos espectadores que pronto se convirtieron en actores. Algunos eran amigos de Nicolás, otros eran compañeros y compañeras que vivieron la angustia de hace cuatro años y otros, los caminantes de la carrera séptima que fueron atraídos por la puesta en escena de aquel fatídico hecho que sucedió hace 4 años, justo en ese lugar, justo en un día como éstos.



En el marco del performance, los cuatros Nicolás Neira que marchaban tranquilamente por la calle fueron de pronto asaltados por un militar-payaso que vestía una disonante peluca morada y cargaba en sus manos unos pompones verdes, aparentemente inofensivos. “¿Usted qué hizo para estar aquí?”, le decía este militar-payaso a los cuatro Nicolás. Ante la falta de una respuesta satisfactoria para la autoridad, el payaso ahora gritaba: “¡Tiene que ser castigado por rebelde, por sedicioso, por anarquista!” El payaso-militar avanzaba en círculos y, como fiel representante de la (in)seguridad democrática promovida por el actual gobierno, lanzaba órdenes a diestra y siniestra, mientras miraba a los espectadores con ojos amenazantes. Después de unos angustiantes minutos el payaso-militar dio la orden para que avanzara el ESMAD. En las calles aparecieron tres de ellos. Estos policías no tenían identificación, portaban pasamontañas y ametralladoras. Ninguno de los transeúntes, que se encontraban pasmados en el círculo, hacían nada mientras los policías se acercaban hacia Nicolás. El primer Nicolás fue capturado, golpeado y su primer sueño de juventud apagado bajo el ruido de unos tambores que sonaban como ráfagas de odio. En pocos instantes otro Nicolás fue también asesinado. Después siguió el tercer Nicolás, que esta vez oponía mayor resistencia. Con cada asesinato los policías acababan con una parte de Nico. Finalmente, después de un duro forcejeo, el último Nicolás fue ultimado ante el desconcierto, la impotencia y la tristeza de los espectadores. Sin embargo, repentinamente los cuatro Nicolás se comenzaron a parar y a gritar “¡Podrán acallar mi voz, pero mis ideales nunca morirán!”. Fue en ese momento cuando gran parte de los espectadores se convirtieron en actores y algunos gritaron con todas sus fuerzas: “¡Nicolás Neira vive, ESMAD asesino! ¡Nico vive, la lucha sigue!”



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