viernes, 6 de febrero de 2009

REGANDO EL MAR... CON HIERRO

Regando el mar... con hierro

Seis toneladas de polvo de hierro se volcarán en la Antártida en un experimento que según sus investigadores multiplicaría la absorción de CO2 en la atmósfera por parte de los mares. Las empresas que comercializan las emisiones de carbono lo ven como un muy lucrativo negocio.

El gobierno alemán finalmente autorizó un “experimento” planeado entre ese país e India, consistente en volcar seis toneladas de polvo de hierro en el Océano Antártico con el fin de eliminar dióxido de carbono de la atmósfera.

La denominada tecnología de “fertilización con hierro” abriría las puertas a un muy lucrativo negocio para la comercialización de los “bonos de carbono” entre los países industrializados y sus empresas y el Tercer Mundo.

Este experimento estaría alentando a la quema de más y más combustibles fósiles, con la consiguiente liberación de anhídrido carbónico a la atmósfera y el calentamiento global, además de dañar seriamente la fauna y flora marina.

La idea es simple: las algas de la superficie marina disponen de abundancia de nutrientes pero no del suficiente hierro. Si se echa hierro al agua las algas se reproducen a gran velocidad, y al multiplicase absorben el dióxido de carbono de la superficie. Al hacerlo se hunden y “depositan” el CO2 y el hierro en el fondo oceánico.

Las seis toneladas que viajan a bordo del navío Polarstern (“Estrella Polar”) cubrirían unos 300 kilómetros cuadrados del Océano Antártico.

Aunque el Ministerio de Ciencia de Alemania ordenó que se suspendiera el proyecto mientras llevaba a cabo una revisión urgente del proyecto, esta semana Berlín finalmente lo autorizó.

Según la agencia alemana de prensa (DPA) el grupo Aktionskonferenz Nordsee, declaró que el objetivo del proyecto era poner en manos de la voraz industria occidental un modo barato de hacer desaparecer el CO2.

Asimismo, el periódico español El Mundo explica así las motivaciones del “experimento”: “Para algunos empresarios, los helados mares entre Australia y la Antártida podrían generar dinero si se manipula a la naturaleza para que absorba el dióxido de carbono, a fin de vender más tarde los créditos de los gases por millones de dólares”.

El científico australiano Tom Trull, citado por ese periódico señaló: “No creo que la comunidad científica se haya detenido a hacer siquiera una lista de las cosas que necesitamos verificar antes de sentirnos cómodos en cuanto a que esta sea una tarea de bajo riesgo”.

“Nunca diseñamos programas de medición para considerar los cambios y riesgos ecológicos”, sostuvo Trull, líder de Control Oceánico del programa de Dióxido de Carbono del Centro Cooperativo de Investigaciones del Clima y los Ecosistemas Antárticos.

Ni el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ni el Convenio de Londres para la Prevención de la Contaminación Marina aceptan esta práctica.

En 2007 una empresa norteamericana buscó realizar el mismo experimento en la región del archipiélago de Islas Canarias tras haber recibido una fuerte oposición en las islas Galápagos, primero por parte del gobierno del Ecuador y posteriormente por la Comisión Permanente del Pacífico Sur, que reúne a diferentes países sudamericanos.

En esa instancia el gobierno canario prohibió el vertido ya que si bien el aumento de hierro en el mar puede aumentar la presencia de fitoplancton y contribuir a una mayor captura de CO2, al realizarse en las aguas cálidas de Canarias se corre el riesgo de que ese plancton sea tóxico -tipo marea roja- o aumentar el pH del agua y anular el efecto beneficioso de la absorción de CO2.

Extraído de:

www.Ecoportal.net

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