martes, 5 de mayo de 2009

La batalla de los estudiantes neoyorkinos para recuperar la mítica New School


"¡Ocupadlo todo!”

Barucha Calamity Peller - Sin Permiso
Aunque apenas duró cuatro horas antes de ser brutalmente desalojada por la NYPD, La valiente ocupación ha servido para seguir radicalizando las posiciones del movimiento estudiantil neoyorkino. Pero, lo que es más importante, las políticas que han ganado apoyo interno en las recientes ocupaciones de las universidades de la ciudad de Nueva York desafían las soluciones reformistas a “asuntos” atomizados y no se centran ya únicamente en exigencias puramente estudiantiles. Los estudiantes proponen la acción directa, y más concretamente, la ocupación como respuesta natural a la crisis financiera y con una clara orientación crítica anticapitalista.

“La solución que proponemos es un medio sin fin. Nuestra ocupación del nº 65 de la 5ª Avenida es un pequeño modelo de nuestra propuesta, que consiste en que los trabajadores, los estudiantes y los desposeídos de todo tipo ocupen colectivamente los lugares donde viven, trabajan y se mueven.”

Debido a asuntos legales pendientes, así como a la continua intimidación de los administradores escolares hacia los organizadores estudiantiles, todos los estudiantes de la New School son citados anónimamente en este artículo, a petición suya. BCP.

“Nosotros ocupamos un edificio universitario, trabajadores de Chicago ocuparon su fábrica, gente que se enfrentaba a ejecuciones hipotecarias se han negado a abandonar sus viviendas. La ocupación no es meramente una táctica para lograr que se atiendan algunas demandas; es una estrategia práctica para recuperar el control de nuestras propias vidas. ¡Ocupémoslo todo hasta que todo sea nuestro!”.Un estudiante de la New School for Social Research de Nueva York.
El viernes 10 de Abril, en un frío amanecer de Manhattan, se podía oír ruido de golpes en un bloque más allá del edificio de cuatro pisos de la New School, en el nº 65 de la 5ª Avenida y un ruido de cadenas chirriando contra metal impregnaba la silenciosa mañana.

Cuando llegaron los servicios de seguridad de la escuela, todo el edificio, que ocupa un bloque urbano cerca de la bulliciosa Union Square, había sido tomado con barricadas por los estudiantes que estaban dentro. Una gran bandera aparecía colgando del tejado: “La New School está siendo reocupada”.

Aunque apenas duró cuatro horas antes de ser brutalmente desalojada por la NYPD [el departamento de policía de la ciudad de Nueva York], la valiente ocupación ha servido para seguir radicalizando las posiciones del joven movimiento estudiantil neoyorkino. Pero, lo que es más importante, las políticas que han ganado apoyo interno en las recientes ocupaciones de las universidades de la ciudad de Nueva York desafían las soluciones reformistas a “asuntos” atomizados y, ahora más que nunca, no se centran ya únicamente en exigencias puramente estudiantiles, sino que van más allá. Los estudiantes proponen la acción directa, y más concretamente, la ocupación como respuesta natural a la crisis financiera y con una clara orientación crítica anticapitalista.

“Los problemas de la New School son sintomáticos de la crisis económica más amplia en la que vivimos, la crisis que se enfrenta con recortes de servicios, ejecuciones hipotecarias, rescates bancarios, desempleo masivo y despidos”, dijo un estudiante dentro de la escuela tomada. “Nosotros rechazamos estas falsas soluciones. Luchar verdaderamente contra la crisis significa tomar los espacios en los que vivimos y trabajamos y apropiárnoslos. Esto es lo que hacemos”.

Una resistencia creciente a la mercantilización

La ocupación del 10 de Abril significó un paso más en la activa escena de la disidencia en la New School, un movimiento cuya energía contagiosa continua extendiéndose a otras universidades. El 17 de Diciembre, los estudiantes de la New School ocuparon durante tres días una amplia zona del mismo edificio en el Nº 65 de la 5ª Avenida y la lucha con las autoridades por el espacio estalló dentro y fuera del edificio. Una de sus exigencias era la dimisión del rector Bob Kerrey y del vicerrector James Murtha, así como la del gerente económico del Consejo de administradores, James B. Millard. A principios de mes, la facultad había aprobado una moción de confianza contra Bob Kerrey. La ocupación terminó después de negociar con la escuela, pero se consiguieron pequeñas concesiones a las demandas, y la administración permaneció.

Entre una plétora de cuestiones, los estudiantes citaron la falta de transparencia financiera y la centralización política como agravios principales respecto a la New School. Según ellos, Kerrey está convirtiendo la escuela en una entidad corporativa que no tiene en cuenta a los estudiantes ni a las necesidades de la facultad.

“No tenemos una biblioteca, la escuela ha gastado millones en un nuevo logo, y a Kerrey sólo le preocupa que la escuela obtenga beneficios”, dijo un estudiante. “Nuestra escuela es un frente avanzado en la mercantilización de la educación”.

Los propios administradores son personajes dudosos. Kerrey, un antiguo senador por Nebraska, es considerado un criminal de guerra por haber llevado a cabo una matanza de civiles desarmados en una aldea en sus años de servicio como suboficial en Vietnam. Según los informes, los civiles, incluidas mujeres y niños, fueron ejecutados ante sus casas, y otros fueron pasados a cuchillo. Millard forma, además, parte del consejo de administración de L3 Communications, un importante contratista bélico, cuya subsidiaria en Irak, una compañía llamada Titan, fue demandada en Mayo 2008 por abusos y tortura en Abu Ghraib.

Pasadas las vacaciones de invierno, prosiguió el movimiento. En febrero, estudiantes de la NYU [Universidad de Nueva York], con el apoyo de sus condiscípulos de la New School, ocuparon Kimmel Hall durante tres días pidiendo que la escuela publicara un informe del presupuesto operativo anual y que otorgara 15 becas a estudiantes de Gaza. La ocupación de la NYU terminó cuando la policía derribó las barricadas en Kimmel Hall. Los estudiantes fueron fotografiados y sancionados.

Entretanto no se producía ningún cambio serio en la New School después de la ocupación de diciembre. Debía establecerse una comisión investigadora con responsabilidad social, pero Kerrey la llamó simplemente consultiva. Un grupo de estudiantes encapuchados, denominado “La New School en el Exilio”, celebró una conferencia de prensa el 10 de Febrero para anunciar un ultimátum: si el Presidente Kerrey no se va antes del 1 de abril, los estudiantes cerrarán la escuela. Cualquier concesión hecha por la escuela después de la ocupación será considerada irrelevante, si la administración actual permanece.

A partir de ahí las cosas se aceleraron. Más grupos de estudiantes firmaron el ultimátum. Se celebraron reuniones frecuentes, y la casa de Kerrey fue objeto de actos vandálicos. En febrero, los servicios de seguridad de la escuela interrumpieron una sesión sobre la historia de la resistencia estudiantil en la New School y amenazaron con arrestar y sancionar a los estudiantes si continuaban con la clase. Una segunda sesión en marzo fue también interrumpida. Utilizando la intimidación, la administración demostró un flagrante desprecio por la libertad de expresión académica y política en la escuela, y las tensiones crecieron.

El 1 de abril llegó y pasó, y Kerrey permaneció. Unos servicios de seguridad reforzados en la escuela contribuyeron a congelar las cosas, pero los estudiantes no habían olvidado su ultimátum.

“Ocupadlo todo”

En la mañana del 10 de abril, una multitud de seguidores de los estudiantes y transeúntes circunstantes se concentró en torno al edificio ocupado. Kerrey, que consideró ilegal la ocupación y se opuso a reconocerla como una manifestación política, pidió la actuación de la policía. Ahora, pasada ya la fecha del 1 de abril, las exigencias habían aumentado: se pedía la dimisión de la administración Kerrey y el control absoluto del edificio infrautilizado sito en el número 65 de la 5ª Avenida. Al mismo tiempo, los estudiantes encerrados en el edificio utilizaron la ocupación a modo de altavoz para un llamamiento a la acción de otros estudiantes y no estudiantes y para presentarla como un modelo de resistencia.

”Nuestra lucha tiene dos aspectos”, dijo un estudiante ocupante. “El primero gira en torno a la crisis en nuestra universidad, que está simbolizada por su corrupto y autoritario rector, Bob Kerrey. El segundo aspecto, más importante, arraiga en la lucha general contra el capital, así como contra toda relación de poder jerárquica. La solución que proponemos es un medio sin fin. Nuestra ocupación del nº 65 de la 5ª Avenida es un pequeño modelo de nuestra propuesta, que consiste en que los trabajadores, los estudiantes y los desposeídos de todo tipo ocupen colectivamente los lugares donde viven, trabajan y se mueven.”

Se colgaron grandes banderas desde el tejado de la escuela: “¡Ocupadlo Todo!”.

Cuando los transeúntes matutinos comenzaron a apiñarse en las aceras frente al edificio preguntándose qué sucedía, se hizo el silencio y las cabezas dirigieron sus miradas hacia el tejado, en donde docenas de ocupantes aparecían encapuchados y agitando una bandera negra y roja. La escena era impresionante: con un fondo de cielo gris, los ocupantes encapuchados empezaron a leer un comunicado a través de un megáfono: “…Cuando rascamos bajo la apariencia superficial de la vida cotidiana, queda claro que una crítica generalizada de la sociedad basada en las lógicas gemelas de la acumulación capitalista y la dominación jerárquica está absolutamente relacionada con nuestra lucha para redefinir nuestra escuela”.

Los estudiantes continuaron con su crítica al capital y a la mercantilización ante la concentración, en constante crecimiento, de prensa, policía, peatones y seguidores de los estudiantes, abajo.

El rector recurre a la policía frente a los estudiantes

Poco después de que los estudiantes desaparecieran y regresaran al interior del edificio, la policía apareció en su lugar en el tejado y empezó una calculada operación para acabar con la ocupación estudiantil y dificultar el apoyo exterior acordonando el perímetro de la escuela y procediendo a clausurar todo un bloque de la 5ª Avenida. En una acción que fue posteriormente criticada tanto por la facultad como por los estudiantes, Kerrey dio permiso a la policía neoyorquina para desalojar a los ocupantes sin ofrecer ninguna negociación por parte de la administración.

En una absurda reacción a la ocupación, Kerrey llegó incluso a comparar a los estudiantes con Al-Qaida diciendo, “Algunos de nosotros todavía recordamos el 11 de septiembre aquí cerca”. Kerrey, que en un determinado momento llamó “clientes” a sus estudiantes, pasaba ahora a llamar “terroristas” a los estudiantes ocupantes.

A última hora de la mañana, los ocupantes intentaron abandonar el edificio por una puerta lateral. Cuando la puerta se abrió, entró la policía, arrojó sin mayores contemplaciones spray de pimienta sobre los estudiantes y les atrancó la puerta, impidiéndoles retirarse pacíficamente de la ocupación. Fuera, la policía embistió a los seguidores, arrestando a tres de ellos y dejando a un estudiante con una contusión, rasguños y magulladuras en la cara. El Departamento neoyorquino de policía negó haber empleado sprays de pimienta, hasta que un vídeo difundido en Internet mostró claramente la brutalidad cometida por los agentes en la puerta lateral de la escuela.

La ocupación terminó cuando patrullas de policía reventaron la puerta principal. Dentro, los ocupantes abrieron la segunda puerta, y se sentaron en tres líneas; 19 personas fueron detenidas sin resistencia.

Consternados por la respuesta del presidente Kerrey que trajo consigo los episodios de brutalidad policial frente a la ocupación, ese mismo día, de anochecida, un airado grupo de 200 estudiantes encapuchados procedentes de varias facultades marcharon hasta la casa de Kerrey en Greenwich Village. Gritaron su nombre y rompieron algunos cristales de automóviles, al tiempo que levantaban barricadas callejeras frente a la policía que se acercaba.

La facultad ha criticado vigorosamente la llamada a la policía del rector Kerrey, considerándola una decisión ejecutiva unilateral que no hacía sino reflejar la general carencia de control de la autoridad rectoral por parte de los demás poderes existentes en la comunidad académica de la New School. Históricamente, las administraciones de las escuelas dudan en utilizar a la policía para enfrentarse a manifestaciones estudiantiles en sus campus. Cuando en los años 60 la Universidad de Columbia [en la ciudad de Nueva York] envió a la policía para poner fin a una ocupación, no fue cosa para echada a humo de pajas, y varios miembros de la facultad pasaron de las palabras a los hechos: dimitieron en señal de protesta.

“No encontramos justificación alguna al recurso a la policía por parte de la administración frente a los ocupantes del 65 de la Quinta Avenida…en nuestra opinión, las declaraciones (de Kerrey) demuestran una falta de comprensión de la larga tradición de la autonomía de la universidad frente al poder del Estado y a los aparatos de represión”, escribieron dos prominentes profesores, Nancy Fraser y Eli Zaretsky. “Su decisión parece haber sido tomada en la ignorancia de la especificad de la vida académica, de sus valores, tradiciones y derechos históricos”.

Un contexto global para estudiantes imparables

El rector Kerrey debería considerarse afortunado de que los estudiantes de la New School la tomen únicamente con los edificios. Unos días antes de la ultima ocupación de la New School, estudiantes de Orleáns, Francia, retuvieron al presidente de su escuela con un lema que seguramente responde también a los sentimientos de los estudiantes de Nueva York: “la educación no es una mercancía”.

Puesto que la ocupación de diciembre se inspira en buena medida en la insurrección de Grecia y en la ola de ocupaciones que allí ocurrieron, los estudiantes de Nueva York continúan relacionando sus experiencias con otros actores a lo ancho del globo, específicamente en Europa, donde los estudiantes están preocupados por un mercado de trabajo inestable y unas reformas universitarias que sirven a los intereses capitalistas. Desde diciembre han estado lloviendo en Nueva York cartas de solidaridad de ocupaciones estudiantiles de Grecia, Italia y España, y los estudiantes rastrean la web en busca de comunicados de sus “camaradas” anticapitalistas extranjeros. Los enfrentamientos entre policía y estudiantes han barrido España, Italia y Francia durante meses.

A pesar de los continuos esfuerzos de la administración para reprimir a los disidentes con amenazas de sanciones y acciones disciplinarias, los estudiantes de la New School continúan organizándose y creciendo: celebrando asambleas, promoviendo la acción directa y escribiendo inteligentes comunicados para articular cada uno de sus movimientos y contrarrestar las tontingenuas acusaciones de que no son sino meros “gamberros políticos”, o de que la ocupación es un acto de violencia. Estudiantes de facultades y universidades de toda la ciudad han apoyado las manifestaciones de la New School y están planeando acciones en sus propios centros. La presión de la facultad llevó al levantamiento temporal de las sanciones de los estudiantes involucrados en la reciente ocupación.

La semana pasada, la casa de Kerrey fue visitada de nuevo por una multitud de estudiantes que le recordaron que quieren que se vaya. La Quinta Avenida fue bloqueada frente a la escuela. “Volved a ocuparla”, les jaleaba la multitud.

“Los estudiantes tienen determinación”, dijo un estudiante ayer. “La escuela no puede continuar haciendo esto, porque nosotros no nos echaremos atrás. La ocupación es una experiencia de primera magnitud: recuperar el espacio y hacerlo nuestro. Ahora que lo hemos probado, sabemos que es posible”.






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Barucha Calamity Peller es escritora y fotoperiodista, estudiante fracasada y agitadora de rebeldes. Durante años ha trabajado en e informado sobre movimientos sociales, desde México hasta Europa. Puede contactarse por email en macheteyamor@gmail.com.

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Garriga


::Fotografías: nextleftnotes.org y otros medios dispersos en la red

1 comentario:

Angelica dijo...

Si bien estaba en New York cuando había una marcha no pude interiorizarme en el tema y por eso quería consultarlo a través de tu blog. La otra razón por la que entro, es que me llamo la atención el titulo ya que creo que todas las personas de los domicilios en medellin deben proclamarse contra el fascismo