domingo, 17 de mayo de 2009

“Un debate entre marxismos y anarquismos en busca de puntos comunes para una lucha conjunta”


Un debate actual y necesario.

Ponencia presentada por el Movimiento I.R.A. en la segunda feria de la cultura libertaria, realizada los días 6 y 7 de Abril de 2009 en la ciudad de Medellín – Colombia.

Las críticas del anarquismo hacia el marxismo.

Anarquistas y marxistas se critican mutuamente en varios aspectos. Estas mordaces críticas van desde ataques personales hasta discusiones imaginarias de las teorías más abstractas. Nosotros nos vamos a enfocar en los ataques mutuos con respecto a la organización revolucionaria. Valorando los aspectos negativos y positivos de los dos lados, vamos a proponer una lucha conjunta en las condiciones actuales colombianas.

Como dice Mijail Bakunin “En el Estado popular del señor Marx, dicen, no habrá clase privilegiada. Todos serán iguales, no solo del punto de vista jurídico y político, sino también del punto de vista económico. Por lo menos así nos lo prometen, sin embargo yo dudo mucho que, de la manera como es encarado y por la vía que se quiere seguir, se pueda mantener la promesa. Entonces,ya no habrá más ninguna clase, pero un gobierno, y reparen bien, un gobierno excesivamente complicado, que no se contentará en gobernar y administrar las masas políticamente, como hacen hoy todos los gobiernos, pero también las administrará económicamente, concentrando en sus manos la producción y la justa repartición de las riquezas, la cultura de la tierra, el establecimiento y desarrollo de las fábricas, la organización y dirección del comercio, en fin, la aplicación del capital en la producción por el único banquero: el estado. Todo esto exigir un inmensa ciencia y muchas cabezas transbordantes de cerebro en este gobierno. Será el reino de la inteligencia científica, el más aristocrático, más despótico, más arrogante y el más despreciable de todos los regímenes, habrá una nueva clase, una nueva jerarquía de inteligencia real y ficticia, y el mundo se dividirá en una minoría dominando en nombre de la ciencia, y una inmensa mayoría ignorante. Y entonces, cuidado con la masa de ignorantes. Tal régimen no dejará de provocar serísimos descontentos en ésta masa, y para contenerla el gobierno iluminador y emancipador del Señor Marx necesitará de una fuerza armada no menos seria”.

Este revolucionario ruso se refería que desde las estructuras verticales y jerárquicas que proponen los marxistas, no era posible pensar una sociedad que exprese precisamente los valores contrarios: la horizontalidad y la igualdad. Parece impensable que un gran pensador revolucionario como Marx no se haya dado cuenta de los peligros de autoritarismo que conlleva la proposición de un partido de vanguardia que se auto adjudique ser la cabeza del movimiento revolucionario. La Historia nos ha mostrado con horror los pecados teóricos que un partido inspirado en los planteamientos leninistas ha cometido y que han conllevado a prácticas genocidas como el gulag y gemer rouge. Los partidos comunistas de inspiración marxista además proponen un gobierno proletario de gobernantes especializados que le marcan el rumbo al resto de la clase obrera, creando así una nueva clase burocrática y manteniendo la sociedad escindida y sin poder superar la explotación social. Otra gran crítica desde el anarquismo se hace al marxismo es la representación popular; al alienar a la mayoría de la clase obrera del control.

Las críticas del marxismo hacia el anarquismo.

Una de las principales críticas que desde el marxismo se realiza hacia el anarquismo se da en el plano metodológico, es decir en la praxis revolucionaria. Esta crítica encuentra sus raíces en un profundo debate que marxistas y anarquistas han tenido sobre la manera cómo se debe actuar para desencadenar una transformación en los pilares que sustentan el modelo capitalista. Las maneras de proceder del pensamiento anarquista exigen una inmediata abolición del Estado, una desaparición de cualquier estructura institucional y/o legal que haya dado fundamento al mencionado modelo. Si bien, desde cualquiera de las dos teorías socialistas esto se ve como necesario y deseable, los marxistas ven en este argumento varias falencias, de las cuales destacaremos dos:

1) Ignorancia de las condiciones materiales y objetivas de una sociedad.

Una de las principales fallas del modo de proceder anarquista, dicen los marxistas, está presente en su análisis poco riguroso de las condiciones materiales y objetivas de la sociedad. Es decir, no hay en la teoría anarquista una lectura del momento, del presente histórico por el que atraviesa el capitalismo. Los anarquistas poseen un modelo teórico (sin duda muy bien elaborado), que deja su planteamiento en un nivel abstracto, totalmente proclive de un falseamiento en el momento en que sea aplicado a la realidad. Solo existe en ellos una utopía (un sin lugar) que no tiene un esquema claro que brinde a los revolucionarios las herramientas idóneas para construir una verdadera alternativa al modo de vida actual.

Forzar una idea e intentar llevarla a cabo a toda costa devendría en el establecimiento de una sociedad carente de bases sólidas. El problema ahora no sería ese Estado autoritario, el gran e invencible Leviatán, que conjuga en sí mismo el poder religioso y represivo, la espada y la cruz. Lo problemático ahora es el establecimiento apresurado de una sociedad sin Estado (construida sin una mirada a largo plazo) que se derrumbaría con la más mínima crítica que sí tenga en cuenta los planos objetivos y subjetivos, las contradicciones y los sujetos revolucionarios.

2) La destrucción no es un bien deseable por sí mismo.

El marxismo ve con desconfianza el afán por la acción de los anarquistas. Su irreflexivo deseo por destruir el modelo de sociedad vigente (sin un plan claro de acción hacia el futuro) no deja vías plausibles para una revolución total. No hay en los anarquistas, dicen los marxistas, una transformación que no solo acabe con las estructuras del capitalismo actual sino que sea capaz de desarrollar nuevos esquemas organizativos (en los planos políticos, económicos y sociales)

Este continuo afán de novedades termina confundiendo medios y fines en la acción revolucionaria. Los anarquistas saben lo que hay que destruir, el Estado, pero no saben cuándo ni cómo. Saben que la construcción de una nueva sociedad es un imperativo, pero creen que la simple abolición de ese ente superior, conducirá a un feliz desenlace.

Ante esto, los marxistas proponen un análisis histórico y crítico de las condiciones actuales del capitalismo. Plantean una concienzuda mirada de las contradicciones profundas y estructurales del modelo que sí tenga en cuenta tanto los actores como el contexto en el que se desenvuelven. El análisis marxista conduce a creer que sí es posible la abolición del Estado, pero en medio de un ambiente propicio para que este desaparezca. Este ambiente sería el fruto de una revolución social que haya eliminado los antiguos fundamentos del capitalismo. Una revolución que haya creado un hombre nuevo tal, que no necesite vivir bajo el cobijo estatal.

Nosotros como movimiento entendemos las limitaciones y ventajas propios de la organización revolucionaria marxista y anarquista. Sabemos de los puntos de divergencia inconmesurables de las dos teorías, pero entendemos también que en las condiciones actuales, socialistas de todos los tintes necesitamos andar juntos por la senda revolucionaria. En días como hoy en los que El capital y el Estado en Colombia, son cada vez más agresivos, asesinos e impunes, se hace necesaria una unión anticapitalista para crear una sociedad nueva en la que las diferencias y similitudes puedan ser resueltas en una constante transformación; un cambio permanente; UN CAMINO INACABADO.

Compañeros y compañeras, los invitamos a constituirnos como hombres nuevos; violentar cotidianamente al poder, emplear la propaganda por el hecho y sobre todo, tener en cuenta que la revolución no es una receta fija sino un experimento MÓVIL.

¡SALUD, Y RESISTENCIA!


Por: MOVIMIENTO I.R.A.

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