Dicen que la política hace extraños compañeros de cama, pero el Premio Nobel puede hacer unos aún más extraños. Ha habido muchos comentarios sobre la entrega de este premio al presidente Barack Obama y también debates sobre si es merecido o no. Al recibir el honor, su discurso no era sobre la paz sino sobre la guerra ––o para ser preciso “la guerra justa”. (Durante siglos los papas y príncipes han planteado sus teorías sobre lo que constituye una guerra justa, a diferencia de una guerra injusta).
Como si no fuera suficientemente irónico describir la guerra contra Afganistán como una guerra justa (no fue el estado de Afganistán, sino un grupo de extranjeros, que atacó a Estados Unidos), el aceptar el premio de la paz mientras Obama aceleraba una guerra hizo que el premio fuera igual de significativo que el último reality show en la tele. En lugar de “la guerra justa”, tal vez el tema del discurso debería ser “la justificación de la guerra”, algo en que los políticos son bastante buenos.
Difícilmente se le escapa a uno el contraste entre Obama y Martin Luther King, hijo, cuya previa recepción del premio, junto con su oratoria “Tuve una vez un sueño”, ahora fueron puestas al servicio de guerra. Pero si King viviera, no cabe duda que estaría protestando en lugar de aplaudiendo más guerra.
El amigo y redactor de los discursos de King, el reverendo doctor Vincent Harding, señala el discurso que King dio en la iglesia Riverside de la ciudad de Nueva York, donde se pronunció fuertemente en contra de la guerra en Vietnam. Mientras los líderes políticos, religiosos y mediáticos de la nación defendían la guerra como justa y necesaria, King vio el sufrimiento humano del pueblo vietnamita y lo encontró intolerable.
Según el libro de Harding, Martin Luther King: El Héroe Inconveniente, (Maryknoll: 1996), King le hizo unos comentarios instructivos al personal de la SCLC (Conferencia Sureña del Liderazgo Cristiano) después de leer un artículo sobre la guerra en la revista Ramparts en enero de 1967. Dijo King,"...Después de leer ese artículo, me dije a mi mismo, ‘Jamás volveré a guardar silencio sobre una cuestión que está destruyendo el alma de nuestra nación y destruyendo miles y miles de niños y niñas en Vietnam’" (p.101). Varios meses después, él predicó en la iglesia Riverside, donde dijo a la congregación que “los males del capitalismo son tan reales como los males del militarismo y el racismo” (p. 101).
Por otro lado, a la gente conservadora le encantaban los comentarios de Obama con respecto a la realidad del mal en las relaciones internacionales, porque él avaló la guerra como una solución, al referirse a ella como el motor económico más grande de la nación capitalista.
Hace 42 años, King habló directamente del mal; pero para King, la guerra era el mal, y no su solución.
Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.
Traducción: Amig@s de Mumia, México
Tomado de: alasbarricadas.org
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