“Los maestros deberán enseñar a los niños a leer, a escribir
Los principios de aritmética y los dogmas de la religión y la moral cristiana.
Los instruirán en los derechos y deberes del hombre en la sociedad
Y les enseñaran el ejercicio militar todos los días de fiesta y los jueves en la tarde.
Con este mismo objeto los niños tendrán fusiles de palo y se les arreglara por compañías
Nombrándose por el maestro, los sargentos y cabos.
El maestro será el comandante”
F.P. Santander – 1820.
Los principios de aritmética y los dogmas de la religión y la moral cristiana.
Los instruirán en los derechos y deberes del hombre en la sociedad
Y les enseñaran el ejercicio militar todos los días de fiesta y los jueves en la tarde.
Con este mismo objeto los niños tendrán fusiles de palo y se les arreglara por compañías
Nombrándose por el maestro, los sargentos y cabos.
El maestro será el comandante”
F.P. Santander – 1820.
Posturas y las luchas por el status politico de la Objeción de Conciencia
Nuevamente los jóvenes de Medellín, se manifiestan en contra de la prestación del servicio militar y exigen se les reconozca el derecho a objetar en conciencia, en este año son varios nuevos jóvenes, lo que quieren vincularse al numeroso grupo de los jóvenes objetores a la guerra y a las fuerzas militares.
El primero de ellos es Carlos Andrés, joven común y corriente, y que al respecto nos cuenta “No quiero prestar el servicio militar porque considero que esta prestación a la patria atenta contra mis derechos humanos, de religión y de libertad de expresión; por que no estoy de acuerdo con la violencia, el reclutamiento de jóvenes y me parece que esto es ilegitimo”.
En medio de la conversaciñon la madre de Carlos, Gloria Elena, pregunta ¿Por qué los ricos no son obligados a prestar el servicio militar y los pobres si?, y al mismo tiempo se contesta “...es que los ricos con la plata pueden comprar todo, mientras los pobres, ni los derechos ni la ley nos sirve”; !claro¡, y es que doña Gloria sabe desde su experiencia, lo que las estadísticas dicen, a saber, que la gran mayoría de militares y jóvenes reclutados son de estratos bajos, es decir; mientras los ricos promueven la guerra, los pobres la hacen, para que en ultimas, los ricos se lucren y los pobres pongan los muertos.
Continua Carlos Andrés diciendo, “...en el ejercito se cometen actos de violencia y obligan a los jóvenes a mentir sobre las personas, acusando a los jóvenes de ser guerrilleros y matándolos sin que sea cierto, eso es lo que llaman falsos positivos”; finalmente Carlos escribe su declaración de objetor, y a sus 17 años inicia su lucha por que se le reconozca su derecho a objetar al servicio militar.
El segundo joven es Daniel López, del Municipio de Marinilla; a este joven el ejercito lo obligo a presentarse el 8 de diciembre del 2008 en el Atanasio Girardot, el estadio de Medellín, que de los espectáculos deportivos, abre sus puertas también para la propaganda guerrerista del ejercito; del Estadio le dijeron que debía trasladarse a la plaza de toros, que también cambia de vez en cuando, la tortura a los toros por la tortura a los jóvenes; dado que este joven tiene una Rinitis crónica, lo registraron como no apto, sin embargo, al finalizar la jornada le quitaron la cedula y la dijeron que se presentara en las próximas jornadas de reclutamiento porque de todas maneras se lo iban a llevar; Daniel, no quiere prestar el servicio militar, primero por su salud y segundo por razones de conciencia. Sin embargo, el ejercito no le quiere reconocer ninguna de las dos condiciones y quiere a como de lugar que preste el servicio militar; en este momento, no se ha vuelto a presentar y no tiene identificación por que se la retuvo el ejército.
Marlon David, es un joven de la ciudad de Medellín, que no quiere prestar el servicio militar, por ello se ha declarado como objetor, no se ha presentado y espera el día en que el ejercito decida no vulnerarle sus derechos y reconocerle su estatus de objetor, en su declaración menciona, que “he decidido declararme objetor, porque tengo una mentalidad anarquista, por lo tanto odio las fuerzas armadas porque utilizan mucha fuerza de autoridad y no me gusta su forma de proceder con las personas: golpes, patadas, como si no fuéramos iguales.
...También tengo alguien por quien ver, y, como depende de mi económicamente no debo irme. Pero la principal razón es que han utilizado la fuerza conmigo, y que mi familia tampoco quiere que me valla a prestar el servicio”.
Edgard Andrés del Barrio Castilla, se declara objetor por las siguientes razones, “Estoy en contra de las fuerzas militares y armamentistas sea del grupo que sea. Estoy en contra de que no respeten las diferentes formas de pensar. Estoy en contra de que el servicio militar sea obligatorio, sin respetar la voluntad de los demás. Estoy en contra de la guerra, desplazamientos y violación de derechos humanos. No estoy dispuesto a aportar a una guerra que beneficia a unos pocos, donde los pobres son lo que sufren las consecuencias.
Porque quiero demasiado a mi familia como para dejarlos. Para irme a defender los intereses burgueses”.
Cristian David, viene de Yarumal, en este Municipio presenció las arbitrariedades de la fuerza publica en cuestión de reclutamiento, en varias ocasiones jóvenes estudiantes universitarios fueron reclutados; Cristian es un joven que además de no querer prestar el servicio militar, es universitario, pero las fuerzas militares no le han resuelto su situación; en casos como estos el interrogante sigue siendo el mismo ¿Por qué las fuerzas militares vulneran el debido procedimiento para el reclutamiento?, ¿Por qué el estado colombiano no reconoce la objeción de conciencia?.
Daniel, es un líder juvenil de la comuna 6 de Medellín, a sus 18 de edad, todavía no puede creer como el ejercito lo obliga a hacer, lo que se ha negado a hacer en su barrio, ha participar de los ejércitos; espera todavía que se le reconozca su derecho.
Ha corrido solo un mes y medio de este año, y cada vez son más los jóvenes que se vinculan a este reclamo al Estado colombiano que implementa un discurso de paz pero gasta sus recursos en la guerra y obliga a los jóvenes a meterse en ella.
Pero estos no son los casos mas particulares, durante este año, hemos acompañado otros jóvenes que se encuentran en situaciones verdaderamente complejas, dificiles, incluso en situacion de aislamiento, lo que hace pensar que esta guerra se sustenta, a consta del dolor y el sacrificio de la población juvenil masculina; Gabriel Jaime, fue un objetor que el ejercito se negó a sacar de las filas y lo obligo a prestar el servicio militar en la zona de Puerto Berrio; luego de esta lamentable experiencia menciona, “pues que mas situación que haber estado reprimido prestando servicio o regalando mi valioso tiempo a un sistema militar de corrupción que solo busca el bienestar de quien lo dirige y defender sus propios bienes”.
Finalmente mencionaremos el caso de Cristian Henao, joven declarado objetor de conciencia, ya estando dentro de las filas, se encuentra reclutado en el Batallón Pedro Justo Berrio, en el Municipio de Bello; el comandante del batallón aunque no lo desacuerteló se comprometió a mantenerlo en actividades administrativas y no cargar fusil; sin embargo, se le entrego un fusil y se le obliga a las prácticas militares de rigor.
¿Quién dijo que en Medellín no hay objetores?, a esta fecha, el Estado colombiano no reconoce la condición de objetores, la personería de Medellín y la defensoría de Medellín dicen que no tienen casos de objetores, pues bien, con este articulo queremos dar cuenta que en Medellín si hay objetores, si hay jóvenes que se niegan a los ejércitos, a la guerra, a la cultura militarista; cada vez somos mas los jóvenes que nos sumamos a la resistencia, al antimilitarismo, al sueño de una sociedad sin ejércitos.
El epígrafe con el que comienza este texto, es una directriz de Santander escrito en el año de 1820, sin embargo, esto no dista de lo que pretende aún la clase política de este país, seguir educando en la guerra, disciplinar para la guerra, controlar e ideologizar en una cultura militar; pero no, los jóvenes no queremos, y por ello, continuamos apostándole a alternativas.
No importa que Colombia no reconozca la condición de objetor, los jóvenes continuamos construyendolo, desobedeciendo no solo a los jueves de doctrina militar como lo pidió Santander, sino a todos los días, a todos los espacios y a todas las vivencias.
http://www.redjuvenil.org/
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