Una de las figuras militantes más importantes y multifacéticas del anarquismo revolucionario ecuatoriano. Poeta, dramaturgo, historiador, escritor, militante, proletario. Nacido a finales del siglo XIX, cuando la Revolución Liberal terminó de llevar por el cauce de la desgracia al país, del pre capitalismo al capitalismo más paupérrimo. Donde Don Eloy Alfaro termino de hundir la espada en el desgraciado pecho del indio y mestizo ecuatoriano.
Capelo fue figura de primera línea en la organización obrera de carácter libertario a inicios del siglo XX. FTRE (Federación de Trabajadores Regional del Ecuador), AGA (asociación Gremial del Barrio del Astillero), UST (unión Sindical Tranviaria), Centro Sindicalista, Sociedad Cosmopolita de Trabajadores “Tomás Briones”, etc.: Todas estas organizaciones, en mayor o menos medida gracias al impulso dado por nuestro camarada siguieron teniendo importancia hasta los años 40. Redactor y colaborador de: Tribuna Obrera, El Proletario, El Hambriento, Germinal, El Federal, Tierra y Libertad, y muchos más. Participó en diversas obras de teatro popular dadas en la Sociedad Cosmopolita “Tomás Briones” con el grupo de teatro “Ricardo Flores Magón”. Escribió el folleto, “El 15 de Noviembre de 1922, una jornada sangrienta”; este de la serie “Para la historia”. ¡Camarada Alejo, a tu sombra y con tu ejemplo retomaremos tu antorcha que ilumina el camino hacia la tierra sin amo! ¡Honor y gloria a los héroes del proletariado ecuatoriano! ¡Honor y gloria!
¡A luchar laboristas! Ya llega la hora
de estrechar filas sobre los caminos
y emprender la heroica marcha redentora
hacia la conquista de nuestros destinos.
Arriba los brazos y los corazones,
el músculo fuerte de la juventud
y unidos gritemos en nuestras canciones
¡salud proletarios del mundo, salud!
De pie los que llevan como una bandera
izada en el mástil de la rebelión
los fervores de una lucha justiciera
cual ánfora roja de renovación.
Los pueblos que llevan la huella profunda
de una intensa lucha por la libertad
regaron su sangre pródiga y fecunda
por romper el yugo de la iniquidad.
De esos pueblos surgen voces libertarias
gritos generosos de fraternidad
y van encendiendo grandes luminarias
sobre el panorama de la humanidad.
Abramos los brazos y los corazones
y en el gran desfile de la multitud
gritemos unidos en nuestras canciones
¡salud proletarios del mundo, salud!
José Alejo Capelo Cabello, Guayaquil Ecuador, abril de 1934.
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Harapo
¡Harapo!
Trapo negro
Trapo sucio
Trapo hediondo de los parias
En el mástil de mis ansias redentoras
Vas flotando como símbolo de lucha
José Alejo Capelo cabello, Guayaquil, 1935.
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Noches desoladas
En las noches desoladas, cuando agobiado por mis hondas tristezas me echo a rodar por la callejas de la urbe; como siento caer en mi la eternidad de un mundo lleno de dolores y miserias, como siento aún más el horror a esta vida desgraciada y maldita, que levando el estigma sangriento de una esclavitud milenaria nos confundimos en el vandalismo de las pasiones desenfrenadas en el brillo de los oropeles y los treinta denarios de Judas; como siento llegar hacia mí el eco doloroso de los que gimen en la trágica oquedad del infortunio, como siento, en fin, el oprobio de esta humanidad donde la injusticia de los hombres ha creado el despotismo y la esclavitud… Y, en esta inútil herranza, en esta aberración terrible de proterva incertidumbres, con el dolor de los años vividos en el yermo… cuán magnifica y sublime surge ante mí la escéptica figura del Schopenhauer contemplando, sobre los pedestales de sus grandes, el panorama siniestro del mundo con todos sus dolores…
La vida
Las ilusiones de la vida…; la nada. El doloroso fracaso de una vil servidumbre enigmática y mentida… ¿A dónde vas, perdido caminante por los tortuosos senderos del error y la mentira? Aspiras a algo, y este algo, lo buscas en la sombra. Oh! La eterna aspiración de un algo para explicar el goce de la vida! ¿Aspiración?.. No: ¡ambición! Somos los eternos ambiciosos, los eternos buscadores de un goce que nunca hemos sentido, que no sabemos de dónde vendrá, ni para qué la necesitamos. Y gozamos. Y sin embargo sentimos la necesidad de un goce superior. Y seguimos ambicionando… Tal es la vida: una eterna ambición. Y por eso vivimos, y por eso morimos…
Querer y verdad
Quiero asirme a la Verdad como de algo infinito que ambiciono poseer en mis horas de dolor… Porque me siento naufrago, porque todo ante mí se transfigura en dolor y tragedia… porque he visto que la vida es siempre enigmática, y más que todo, una grandísima mentira. Por eso, porque ya no creo en nada ni en nadie –después de haber creído en todo y amado esa mentira- , quiero algo, algo que siento recóndito, que me atrae y me fascina, que no veo ni palpo, pero que solo habré de encontrarlo más allá de la vida… por eso quiero asirme a la verdad como de algo infinito… porque ese algo es la Verdad! Porque en la vida, en el mundo, todo lleva la muesca trágica de Melpóneme o el antifaz hipócrita y cobarde con que los hombres practican su egoísmo. Y al no creer en nada, quiero creer en la Verdad. Y aborreciéndolo todo –sin amar a nadie- quiero al fin amar la Verdad. Porque amando la Verdad, habré de encontrar el sosiego apetecido… ¡al otro lado de la vida!..
José Alejo Capelo Cabello, Guayaquil, Ecuador, 1924. El Hambriento
Tomado de: www.anarkismo.net
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