domingo, 15 de febrero de 2009
A 60 AÑOS DE LA DECLARACION DE LOS DERECHOS HUMANOS ni Naciones Unidas, ni derechos....
A 60 años de la declaración de los Derechos Humanos y el nacimiento de las Naciones Unidas, el examen es cada vez más desconsolador. Los Estados Unidos han abatido los pueblos de Vietnam, Afganistán, Irak, El Salvador y Nicaragua; apoyado las dictaduras de Uruguay, Argentina, Chile y gestado bloqueos económicos contra los pueblos de cuba e Irak; ha apoyado las guerras civiles en Corea, Colombia, y todo permanece impune; Rusia combate los pueblos separatistas de Chechenia, la Exyoguslabia se desangró hasta el cansancio, y ni que decir de los pueblos del sur del África; o de la lucha perdida contra el hambre, el sida o el cáncer; o el control a las corporaciones y multinacionales, o la flagrancia con la que se mueven los organismos económicos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo; o la incapacidad de controlar las amenazas internacionales de Corea del Norte, Libia e Irán; o la insuficiencia para proteger los pueblos de Palestina, Chiapas, los kurdos, los Gitanos, los negros.
¿De que han servido los tratados internacionales para los Estados, el Derecho Internacional Humanitario para los conflictos bélicos, los acuerdos económicos para las corporaciones económicas y financieras?; ¿ Incluso la misma declaración de derechos humanos para los pueblos cada vez más sometidos al terrorismo de los estados y la injusticia de las elites económicas?
Las Naciones Unidas no han podido controlar el egocentrismo de los Estados Unidos, ni el rencor histórico de los judíos, ni las luchas internas de las naciones africanas, ni la injusticia en América latina, ni el genocidio contra los pueblos de Europa oriental; mucho menos se han podido poner de acuerdo en políticas claras contra el control social, la protección de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales o el medio ambiente.
Y si todo eso le quedó grande a las Naciones Unidas, ni que decir de los Derechos Humanos, que no han sido respetados por los Estados y por el contrario los han instrumentalizado y acomodado de acuerdo a sus intereses.
A los pueblos, objeto de las más crueles vulneraciones de sus derechos que han sido ganados históricamente con la lucha; solo nos queda la resistencia civil y la organización para buscar la recuperación de las garantías mínimas en pro de los seres humanos.
Si los Estados no hacen más que la absurda diplomacia que no resuelve nada, y las organizaciones internacionales no son capaces de garantizar los derechos de las comunidades, la tarea es de los pueblos; a organizarse y construir alternativas de poder como lo ha reseñado la vieja consigna de los obreros y estudiantes.
La resistencia civil es un derecho fundamental y natural de los pueblos, resistir para defender sus derechos, para garantizar condiciones dignas, para arrebatar el poder a los inquisidores, para construir una sociedad distinta; a resistir para dignificar la condición humana.
No es el debate público ni privado, no es la investigación ni la academia, es la calle, el espacio de controversia; a la calle para proponer, para cambiar, para convencer a otros, para recordar que somos los protagonistas de nuestra comunidad, los hacedores de la historia.
Por: Red Juvenil
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