Hakim Bey podría contemplar la influencia de su obra a través de las pantallas de la televisión. El teórico de las TAF, Zonas Autónomas Temporarias (Temporary Autonomous Zone en inglés), creó un concepto que los movimientos radicales convirtieron luego en Black Blocs. Estos grupos pequeños son los que, en el curso de las manifestaciones contra el G-7, la OTAN, el FMI o el G-20, ocupan la cabecera de las movilizaciones y se transforman en comandos de choque: sucursales de bancos destruidas, autos de lujo quemados, vitrinas saqueadas y enfrentamientos directos con las fuerzas del orden caracterizan un modo de acción que remonta a los años ’80 y que, a partir de los ’90, se nutrió de los principios enunciados por Hakim Bey. Este autor anarquista se llama en realidad Peter Lamborn Wilson. Escritor poético y político, Wilson se define como un “anarquista ontologista”.
Su obra, a la que han contribuido otros utilizando el pseudónimo de Hakim Bey, teoriza una forma crítica de ocupar el espacio controlado por los aparatos estatales. Según su editor, las TAF “aparecen y desaparecen para escapar mejor a los agrimensores del Estado. La TAF ocupa provisoriamente un territorio, en el espacio, en el tiempo o el imaginario, y se disuelve en cuanto está repertoriada. (...) La TAF es una ‘insurrección’ fuera del Tiempo y de la Historia, una táctica de la desaparición”. La traducción más extrema y moderna de ese enunciado se plasmó en las operaciones de los hoy llamados Black Blocs: ocupar un territorio en el curso de una manifestación, destruir las propiedades capitalistas –bancos, comercios de lujo, sedes de multinacionales– y expresar con ello el rechazo al sistema. Como se vio en la cumbre del G-20 celebrada en Londres y la de la OTAN organizada días después en la ciudad francesa de Estrasburgo, los Black Blocs son la lanza inflexible de los enfrentamientos con las fuerzas del orden y de la ocupación momentánea de ciertas zonas céntricas de las ciudades: “Se trata de hacer de las cumbres oficiales un desastre, una nube de desorden y de celebración anti-sistema”, explica Julien, un Black Bloc belga que participó en la toma de la zona del Banco de Inglaterra en la cumbre del G-20 y luego viajó a Francia para integrar los BB que devastaron una zona consistente de las afueras de Estrasburgo durante la cumbre de la Alianza Atlántica.
OTAN, Banco Mundial, G-7, G-20, Fondo Monetario Internacional, cumbres europeas u Organización Mundial del Comercio son “nuestros blancos preferidos porque estas instituciones encarnan la peor versión de la gestión de los asuntos humanos”, agrega Julien. Los BB no son, sin embargo, un movimiento organizado ni una estructura funcional con un mando y una doctrina. Se trata de un núcleo “horizontal”, de un “grupo de afinidades” que se forma según las ocasiones y que consta de componentes cambiantes: anarquistas, anticapitalistas, libertarios, extrema izquierda, autónomos, ecologistas radicales, etc., etc. Jonathan, un aguerrido irlandés de 26 años, advierte que no se “es Black Blocs como quien es comunista o de extrema izquierda. Black Blocs no es una pertenencia sino una participación a los BB. No somos una nebulosa anarquista como nos definen por ahí, sino que encarnamos una manera de asumir acciones”. Los BB cambiaron el esquema de organización tradicional del movimiento obrero, de los estudiantes y de los movimientos sociales. Los llamados “grupos de afinidades” reemplazaron la idea de comunidad o de pertenencia a una clase para crear una nebulosa sin gestión centralizada, independiente de las demás pero que comparte un objetivo momentáneo y violento.
Su marca operacional dio la vuelta al mundo. Los BB entran en escena con carritos llenos de proyectiles, limones y suero fisiológico contra los gases lacrimógenos. Algunos llevan cascos de moto, otros pañuelos en la cara, anteojos de natación o de ski, máscaras de gas o máscaras con el rostro de algún dirigente mundial, palos, cadenas y hasta cócteles Molotov. Jean Michel, un BB francés que fue detenido en Estrasburgo luego del incendio de un hotel y de un centro comercial, admite que con esas acciones “nadie pretende cambiar la sociedad, ni transformar el sistema. Queremos, al menos, demostrar que no nos resignamos, que frente a la violencia oficial de los Estados, al control de todo, a la desigualdad destructora y a la impunidad de los sistemas hay aún una cofradía insurgente que dice que no a su manera”.
El nombre de Black Blocs proviene de los primeros núcleos duros, cuando en el centro de las manifestaciones se agrupaban en bloque vestidos de negro. Las interpretaciones de sus orígenes, aunque divergentes, tienen una raíz: son los movimientos de ultraizquierda de Europa que empezaron las acciones violentas en los ’80. Entre ellos, se destaca el movimiento autónomo alemán, que se caracterizó por la violencia de los enfrentamientos con la policía y la ocupación de calles y espacios públicos. El colectivo alemán “Schwarzer Block” se formó en los ’80 en defensa de los lugares autogestionados y de la ocupación libre de casas desocupadas. Esta rama naciente proponía una crítica y una práctica radical en total ruptura con los modos de protesta tradicionales. Los BB entraron luego en escena en dos ocasiones, ambas muy violentas: una, en 1991, en los Estados Unidos, durante las manifestaciones contra la primera Guerra del Golfo; la segunda y la más espectacular: el 30 de noviembre y el 1° de diciembre de 1999, en la ciudad norteamericana de Seattle, en el curso de la cumbre de la OMC, la Organización Mundial del Comercio. La cumbre tuvo que ser levantada debido a la devastación provocada por la acción de los BB.
Fue allí donde los Black Blocs llevaron a la práctica la idea de Zonas Autónomas Temporarias teorizada por Hakim Bey. Los BB destruyeron vitrinas de bancos, cafés, restaurantes, bares burgueses y sucursales de Nike. A lo largo de muchas horas, más de un barrio de la ciudad fue ocupado y transformado en Zona Autónoma Temporaria. El Revolutionary Anti-Capitalist Block B RACB y Anti-Statist Black Bloc B ASBB son los BB más conocidos por la envergadura de sus acciones. En cambio, el Clown Bloc introdujo una forma distinta de ocupación mediante la parodia de la esfera política oficial y las instituciones gracias a un espectáculo de teatro callejero. Aunque el principio de los Schwarzer Block se extendió al mundo entero, sigue siendo Alemania donde persisten con más arraigo. Los BB agrupan más de 70 organizaciones cuya actividad se extiende desde Berlín, pasando por Hamburgo, el Ruhr hasta Dresde. Según informes alemanes, ese ejército anarquista pesa unas 6000 personas. La consigna de estos núcleos que encontraron en Internet una pasarela de comunicación ideal no varía: “ir al frente para descomponer la imagen que las instituciones del sistema quieren dar del mundo”, explica Franz, un BB alemán. Antonio, de origen español, resume todo el pensamiento de los BB cuando afirma: “La única forma de poner al capitalismo en peligro es atacando su corazón, es decir, la propiedad. Los Black Blocs se presentan como un antídoto contra el conformismo. Sin embargo, su modo de acción ha acentuado también la amplitud de los despliegues policiales y la brutalidad de las fuerzas del orden. Antonio descarta esa crítica y alega: “Es el precio que la sociedad debe pagar para que el capitalismo exterminador sufra en su propia carne las degradaciones que él también comete”.
Por: Eduardo Febbro
Desde París
Tomado de: www.desdeabajo.info
Su obra, a la que han contribuido otros utilizando el pseudónimo de Hakim Bey, teoriza una forma crítica de ocupar el espacio controlado por los aparatos estatales. Según su editor, las TAF “aparecen y desaparecen para escapar mejor a los agrimensores del Estado. La TAF ocupa provisoriamente un territorio, en el espacio, en el tiempo o el imaginario, y se disuelve en cuanto está repertoriada. (...) La TAF es una ‘insurrección’ fuera del Tiempo y de la Historia, una táctica de la desaparición”. La traducción más extrema y moderna de ese enunciado se plasmó en las operaciones de los hoy llamados Black Blocs: ocupar un territorio en el curso de una manifestación, destruir las propiedades capitalistas –bancos, comercios de lujo, sedes de multinacionales– y expresar con ello el rechazo al sistema. Como se vio en la cumbre del G-20 celebrada en Londres y la de la OTAN organizada días después en la ciudad francesa de Estrasburgo, los Black Blocs son la lanza inflexible de los enfrentamientos con las fuerzas del orden y de la ocupación momentánea de ciertas zonas céntricas de las ciudades: “Se trata de hacer de las cumbres oficiales un desastre, una nube de desorden y de celebración anti-sistema”, explica Julien, un Black Bloc belga que participó en la toma de la zona del Banco de Inglaterra en la cumbre del G-20 y luego viajó a Francia para integrar los BB que devastaron una zona consistente de las afueras de Estrasburgo durante la cumbre de la Alianza Atlántica.
OTAN, Banco Mundial, G-7, G-20, Fondo Monetario Internacional, cumbres europeas u Organización Mundial del Comercio son “nuestros blancos preferidos porque estas instituciones encarnan la peor versión de la gestión de los asuntos humanos”, agrega Julien. Los BB no son, sin embargo, un movimiento organizado ni una estructura funcional con un mando y una doctrina. Se trata de un núcleo “horizontal”, de un “grupo de afinidades” que se forma según las ocasiones y que consta de componentes cambiantes: anarquistas, anticapitalistas, libertarios, extrema izquierda, autónomos, ecologistas radicales, etc., etc. Jonathan, un aguerrido irlandés de 26 años, advierte que no se “es Black Blocs como quien es comunista o de extrema izquierda. Black Blocs no es una pertenencia sino una participación a los BB. No somos una nebulosa anarquista como nos definen por ahí, sino que encarnamos una manera de asumir acciones”. Los BB cambiaron el esquema de organización tradicional del movimiento obrero, de los estudiantes y de los movimientos sociales. Los llamados “grupos de afinidades” reemplazaron la idea de comunidad o de pertenencia a una clase para crear una nebulosa sin gestión centralizada, independiente de las demás pero que comparte un objetivo momentáneo y violento.
Su marca operacional dio la vuelta al mundo. Los BB entran en escena con carritos llenos de proyectiles, limones y suero fisiológico contra los gases lacrimógenos. Algunos llevan cascos de moto, otros pañuelos en la cara, anteojos de natación o de ski, máscaras de gas o máscaras con el rostro de algún dirigente mundial, palos, cadenas y hasta cócteles Molotov. Jean Michel, un BB francés que fue detenido en Estrasburgo luego del incendio de un hotel y de un centro comercial, admite que con esas acciones “nadie pretende cambiar la sociedad, ni transformar el sistema. Queremos, al menos, demostrar que no nos resignamos, que frente a la violencia oficial de los Estados, al control de todo, a la desigualdad destructora y a la impunidad de los sistemas hay aún una cofradía insurgente que dice que no a su manera”.
El nombre de Black Blocs proviene de los primeros núcleos duros, cuando en el centro de las manifestaciones se agrupaban en bloque vestidos de negro. Las interpretaciones de sus orígenes, aunque divergentes, tienen una raíz: son los movimientos de ultraizquierda de Europa que empezaron las acciones violentas en los ’80. Entre ellos, se destaca el movimiento autónomo alemán, que se caracterizó por la violencia de los enfrentamientos con la policía y la ocupación de calles y espacios públicos. El colectivo alemán “Schwarzer Block” se formó en los ’80 en defensa de los lugares autogestionados y de la ocupación libre de casas desocupadas. Esta rama naciente proponía una crítica y una práctica radical en total ruptura con los modos de protesta tradicionales. Los BB entraron luego en escena en dos ocasiones, ambas muy violentas: una, en 1991, en los Estados Unidos, durante las manifestaciones contra la primera Guerra del Golfo; la segunda y la más espectacular: el 30 de noviembre y el 1° de diciembre de 1999, en la ciudad norteamericana de Seattle, en el curso de la cumbre de la OMC, la Organización Mundial del Comercio. La cumbre tuvo que ser levantada debido a la devastación provocada por la acción de los BB.
Fue allí donde los Black Blocs llevaron a la práctica la idea de Zonas Autónomas Temporarias teorizada por Hakim Bey. Los BB destruyeron vitrinas de bancos, cafés, restaurantes, bares burgueses y sucursales de Nike. A lo largo de muchas horas, más de un barrio de la ciudad fue ocupado y transformado en Zona Autónoma Temporaria. El Revolutionary Anti-Capitalist Block B RACB y Anti-Statist Black Bloc B ASBB son los BB más conocidos por la envergadura de sus acciones. En cambio, el Clown Bloc introdujo una forma distinta de ocupación mediante la parodia de la esfera política oficial y las instituciones gracias a un espectáculo de teatro callejero. Aunque el principio de los Schwarzer Block se extendió al mundo entero, sigue siendo Alemania donde persisten con más arraigo. Los BB agrupan más de 70 organizaciones cuya actividad se extiende desde Berlín, pasando por Hamburgo, el Ruhr hasta Dresde. Según informes alemanes, ese ejército anarquista pesa unas 6000 personas. La consigna de estos núcleos que encontraron en Internet una pasarela de comunicación ideal no varía: “ir al frente para descomponer la imagen que las instituciones del sistema quieren dar del mundo”, explica Franz, un BB alemán. Antonio, de origen español, resume todo el pensamiento de los BB cuando afirma: “La única forma de poner al capitalismo en peligro es atacando su corazón, es decir, la propiedad. Los Black Blocs se presentan como un antídoto contra el conformismo. Sin embargo, su modo de acción ha acentuado también la amplitud de los despliegues policiales y la brutalidad de las fuerzas del orden. Antonio descarta esa crítica y alega: “Es el precio que la sociedad debe pagar para que el capitalismo exterminador sufra en su propia carne las degradaciones que él también comete”.
Por: Eduardo Febbro
Desde París
Tomado de: www.desdeabajo.info
No hay comentarios:
Publicar un comentario