martes, 19 de mayo de 2009

“Nos quieren extraditar cuando empezamos a hablar de políticos, militares y empresarios”


Los jefes

Freddy Rendón 'El Alemán' habla de la cumbre de las AUC donde se planeó la estrategia política en todo el país, sobre sus negocios en Urabá, y sobre su hermano Daniel, alias 'Don Mario'. Entrevista de Semana, y versión completa para Verdad Abierta.

Fredy Rendón Herrera, alias 'El Alemán' es uno de los pocos jefes paramilitares que aún no han sido extraditados a los Estados Unidos. Él fue jefe del bloque Élmer Cárdenas que se desmovilizó el 16 de agosto de 2006 y que se sometió al proceso de Justicia y Paz.

La semana pasada, Semana lo entrevistó en la cárcel de Itagüí, en donde habló sobre el proceso de sometimiento a la justicia y a la perspectiva que existe sobre una posible extradición a los Estados Unidos a pesar de que no hay aún un proceso formal en su contra. Para el paramilitar la amenaza que tiene el proceso de colaboración de los paramilitares desmovilizados con la justicia es la extradición. "Nos quieren extraditar cuando empezamos a hablar de políticos, militares y empresarios", dijo en uno de los apartes de la entrevista, en la que mencionó nombres de presuntos colaboradores de las Auc.

También habló sobre su hermano Daniel Rendón Herrera, alias 'Don Mario' capturado recientemente en el Urabá Antioqueño, sobre los vínculos de las Auc con varios partidos, movimientos y políticos en el Urabá, Antioquia y Córdoba, además de la forma cómo montaron un grupo de paramilitares en Boyacá en asocio con el esmeraldero Víctor Carranza.

'El Alemán' habla sobre los nexos de Pedro Juan Moreno con la casa Castaño, del ex subdirector del DAS José Miguel Narváez como instrutor de las Auc y de los operativos conjuntos con la fuerza pública en varias zonas del Urabá y el Chocó, como la operación Genesis en la que los 'paras' actuaron conjuntamente con miembros de la XVII brigada.

Como líder del bloque Elmer Cárdenas, 'El Alemán' se apoderó de la industria maderera del Atrato para financiarse. A cambio de las herramientas de trabajo, los campesinos empeñaban la madera cortada para pagar la deuda y el resto, según las investigaciones de organizaciones de derechos humanos, se les pagaba con vales que sólo servían en ciertos lugares.

En esta entrevista 'El Alemán' también revela cómo las Auc se financiaron con el negocio del narcotráfico.

Según la Diócesis de Quibdó, en las cuencas del Atrato y sus afluentes hubo por lo menos 600 civiles muertos y unos 20 mil desplazados por 'El Alemán'.

¿Cómo funcionó el proyecto político de Urabá Unido?

Fredy Rendón Herrera, alias El Alemán: El proyecto político Urabá Grande, Unido y en Paz nace como en el 2000. Arrancamos una campaña de asambleas y alcaldías, en el norte de Urabá; y a la Asamblea departamental, con Jorge Pinzón, un ganadero de Necoclí. Pero en esa primera nos fue mal. Luego fuimos a un gran evento que convocó la Casa Castaño y que se llamó el PPC -Poder Popular Campesino- que lo lideraba Mario Prada (ex candidato a la Gobernación de Córdoba). Y finalmente una gran reunión de todas las autodefensas a finales de 2001 para ver cómo íbamos a jugar políticamente.

¿La reunión de la finca La 21 de la que habló H.H.?

Exacto. No recuerdo la fecha pero fue un encuentro grandísimo de tres días en la finca La 21, un sitio donde Carlos Castaño hacía reuniones. Allá fueron todos los bloques de las autodefensas con sus candidatos.

¿Quiénes asistieron?

Mientras yo estuve ahí fue el ex gobernador del Cauca, Juan José Chaux, como representante político del bloque Calima. A mí me preguntó la Corte si él había ido allí como representante político o bajo amenaza. Yo dije que asistió como miembro de las autodefensas porque eso fue cierto.

¿Qué otros políticos asistieron?

Yo no conocía a esas personas y sólo estuve unas cuatro horas el primer día donde se trató un tema más interno de las autodefensas.

¿Y quiénes eran sus candidatos?

Los líderes de Urabá comenzaron a trabajar -con todo mi apoyo y mi respaldo- para tener una lista en el Congreso. El problema ahí fue que líderes de todas las zonas –incluso las que comandaban Hasbún y Veloza- querían estar en la lista. Hicimos una gran reunión en Necoclí para escoger los candidatos.

¿Quiénes eran esos candidatos?

Manuel Darío Ávila, que era gerente de una empresa prestadora de servicios. Por los sindicatos de la zona bananera, el señor Jesús Enrique Doval. En el caso de Turbo, el municipio con más votación en la zona de Urabá, allí se escogieron los líderes de turno, a un profesor Estanislao Ortiz. Y en la zona de Apartadó y demás escogieron a un señor de Cambio Radical, César Andrade.

Pero teníamos el problema del aval. Nos reunimos con Luis Guillermo Vélez, porque habían muchachos que militaban con nosotros que habían tenido relaciones con él en el pasado. A él me lo presentaron, hablé con él una o dos veces. Pero después él le dijo a los líderes nuestros que ya tenía el candidato de él en Antioquia y que no podía avalarnos porque era un riesgo. Entonces los líderes –encabezados por el doctor Pinzón- fueron a la zona de Córdoba, allí hablaron con Mario Uribe, y él les dijo lo mismo. Posterior se reunieron con otros senadores para ver quién les daba el aval y terminó dándoselo Rubén Darío Quintero.

¿Él sabía que le estaba dando el aval al proyecto de las Autodefensas?

Sí, él lo sabía. Porque además él sabía que iba a captar una cantidad de votos importantes y seguramente un apoyo económico.

¿Los avalaba a la Cámara y ustedes lo apoyaban a Senado?

Exacto. Cuando él da el aval es que yo lo conozco personalmente y hablamos de que se le apoyaría la campaña en la región.

¿Las Auc financiaron con dinero?

Prefiero hablar de eso más adelante.

¿Sólo hubo acuerdo con Rubén Darío Quintero y nadie más?

No, hubo muchos acuerdos, pero yo sólo me reuní con Rubén Darío.

¿Pero usted menciona en su versión ante la Corte a otros políticos como Óscar Suárez, Reginaldo Montes y Ulises Torres?

En eso hay una mala interpretación porque a mi me preguntaron con qué políticos me reuní en algún momento. A Óscar Suárez me lo encontré un día por la carretera de Necoclí. Nos tomamos un café como 20 minutos y le dije: nosotros no tenemos problema que usted haga su campaña.

¿O sea que todos eran personas que pedían autorización para hacer campaña?

Sí. En el caso de Óscar Suárez no hice compromisos con él. En el caso de los de Córdoba eso fue inmanejable porque esa era una jauría de representantes y senadores. Carlos Castaño y Mancuso me llamaron en un determinado momento y me dijeron: es que usted les está prohibiendo a los senadores, amigos de la organización que hagan proselitismo político en la zona. Yo les dije que no, que me había reunido con el gobernador de Córdoba, con Juancho López, Reginaldo Montes, Mario Salomón Nader, con todos, para esa campaña. Y se creó allí por parte nuestra y de los líderes de la zona, un movimiento que se llamó Marisco.

¿En esa estrategia cuáles eran las prioridades?

Primero poder llegar a las alcaldías, a los concejos municipales, que digamos es la base de la democracia, es la que pone los votos. Segundo, llegar a las Asambleas, Cámara y Senado, y poder, de una u otra forma, apoyar candidatos a la presidencia. Mire, cuando la campaña de Serpa y Pastrana, para 1998-2002, Carlos Castaño por ejemplo impartió una orden: hay que votar por Serpa. Y muy al final dijo: no, hay que votar por Pastrana. ¡Qué problema que hubo!

¿Y por qué cambió?

Digamos que él era un hombre muy informado, le llegaba información de sectores de mucho poder en este país, y él cambió la decisión no sabemos por qué.

¿Y en las elecciones de 2002?

En el 2002 fue igual que en el 98. Se dijo que Pastrana iba a hacer la paz y que había que apoyarlo. Pero después del fracaso del Caguán Uribe salió con un discurso igual al de las autodefensas pero desde la institucionalidad. La sociedad colombiana se vuelca a Uribe, y Uribe recogía el pensamiento de las autodefensas. ¿Y quién en Colombia no era un miembro más de las autodefensas, encubierto o descubierto?. Lo que pasa es que hoy, cuando el proceso político se ha judicializado, la gente dice que no nos conoce y que somos lo peor.

¿Hubo alguna orden de Carlos Castaño de apoyar a Uribe?

Digamos que sí. Porque Uribe le dijo a las autodefensas y a todos los grupos armados que estaban las puertas abiertas para entrar en un proceso de negociación.

La conexión de las esmeraldas

¿Por qué terminó usted con un Bloque en Boyacá?

En el año 2001 Carlos Castaño me dijo: “Alemancito tengo por parte de algunos sectores mineros de la zona de Boyacá, como Carranza, los Triana, y otros, la necesidad de llevar un grupo de autodefensa a combatir la guerrilla”. Carlos me presentó a un señor Yesid Nieto, luego me reuní por ahí con 70 líderes de esa zona a nombre de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, que llegaron a esa región y que empezó a actuar en la zona con límites en Santander y en dirección hacia la cordillera. Los líderes dijeron que era maravilloso. Al tema de financiación le pusimos un porcentaje a la esmeralda que era del 5%. Y todos estuvieron de acuerdo.

¿Y Víctor Carranza autorizó ese acuerdo?

Claro, él dio la bendición y además aprobó el porcentaje, pero con la condición de que no nos metiéramos en Muzo, en donde él tenía un grupo de seguridad para sus minas. Y en esa primer reunión no manifestó tener preocupación porque otros líderes estuvieran cerca del grupo y fuera a ser usado en contra de él.

¿Después sí?

Posteriormente fue la segunda reunión en una gallera, donde yo tuve mucho temor porque llegaron entre 70 y 80 hombres armados hasta los dientes. Don Víctor manifestó algunas molestias porque Nieto le iba a joder el poder de la zona esmeraldera. Decía que el grupo nuestro estaba bajo órdenes de Yesid y que él se quería apoderar de las empresas. La paranoia que ellos manejan siempre. Yo le respondí que no porque el grupo de autodefensas nuestro, si bien estaba financiando por Yesid Nieto y los empresarios de la esmeralda, era un grupo netamente antisubversivo y no iba a terciar en problemas internos de ellos.

¿Cuáles eran los problemas?

Por un lado la zona se estaba llenando de laboratorios. Después empezaron las rivalidades entre Horacio Triana y Carranza. Eran problemas internos y yo me di cuenta de que el grupo iba a ser utilizado para terciar en líos de esmeraldas y minas. Por eso llamé al comandante ‘Águila’ que estaba cerca de la zona de La Palma y le entregué el grupo, me fui de allá y le dije que no quería terminar metido en una guerra de intereses personales.

¿Y que pasó con los carranceros que lideraba ‘Guillermo Torres’?

Ese grupo no es de ‘Guillermo Torres’, es de Víctor Carranza pero su comandante allá y quien daba la cara era ‘Guillermo Torres’.

¿Por qué entonces Víctor Carranza fue exonerado por la justicia?

Esa es una pregunta que nos hemos hecho nosotros, los que hemos dado la cara. Además porque él no es el único que era dueño de un grupo de autodefensas. Hay muchos personajes en este país que tuvieron grupos de autodefensa y que se fueron diluyendo en las AUC.

¿Qué papel cumplía Carranza en las autodefensas?

Víctor Carranza era un mito dentro de las autodefensas porque había tenido grupos desde la época de Gonzalo Rodríguez Gacha, tanto en Puerto Gaitán, Meta, como en la zona esmeraldera y había sido el triunfador de esas guerras internas de esmeralderos donde murieron algunos. Después lo de Mapiripán fue acordado con la gente de él.

¿Estuvieron en la reunión de Necoclí donde se planeó la masacre?

Eso no lo sé. Pero cuando se fueron las armas y el personal los anfitriones para entrar a Mapiripán fueron Los Carranceros, al frente de Don Guillermo Torres, y los Buitrago, de Don Héctor Buitrago y Martín Llanos, para entrar a la zona de Mapiripán. Pero después ellos sintieron que la llegada de las autodefensas de Córdoba y Urabá afectaba sus intereses económicos. Don Víctor Carranza fue muchas veces a donde los Castaño y les dijo que le estaban afectando sus intereses.

¿En Boyacá también apoyaron a congresistas?

Tan sólo sé que Yesid Nieto un día me dijo que le estaba haciendo campaña a Ciro Ramírez. Él me dijo: a ese hombre lo voy a llevar al Congreso.

Amistades peligrosas

Mancuso dijo hace poco que las reuniones con Pedro Juan Moreno eran frecuentes y fluidas. ¿Usted se reunió con él cuando era secretario de gobierno de Antioquia?

Lo vi en varias reuniones y lo conocí en el corregimiento de Cristales de San Roque en una reunión con Carlos Castaño, Rodrigo Doble Cero, y yo. Pedro Juan era secretario y se habló de cómo iba el tema de las autodefensas, de la política anti-narcóticos del gobierno, del avance de la guerrilla, del gobierno de Samper. Fue una reunión de 3 horas.

¿Hubo otras reuniones?

Después lo vi nuevamente en Cristales en una gran pelea cuando el general comandante de la Policía antinarcóticos, Gallego, le había interpuesto una demanda o le había cancelado unas licencias a unas fábricas de él y Carlos era el mediador. No estuvo el general Gallego pero sí un miembro de la Policía que hizo parte del bloque de búsqueda de Pablo Escobar. No recuerdo el nombre pero era un coronel. Carlos le dijo que se calmara, que no tenían que pelear con la Policía que nos había apoyado en muchas guerras. Después no lo volví a ver.

Se ha hablado de la presencia del ex subdirector del Das José Miguel Narváez en varias reuniones. ¿Usted lo vio alguna vez?

Yo estuve en dos oportunidades con Narváez. Una durante una capacitación en la escuela de formación La 35, en el Tomate San Pedro, en Urabá, debió ser en 1997 ó 1999. Las charlas políticas las dieron Carlos Castaño, Rodrigo Doble Cero y Narváez. A muchos de nosotros nos sorprendió, porque considerábamos que estábamos en guerra contra la guerrilla. Pero él disparaba contra todo el mundo y decía que era lícito combatir comunistas, sin importar donde se encontraran. Nos sorprendió por la fogosidad con la que habló. Luego nos dijo que tomáramos nota y sacó una lista de 50 ONG que según él eran propiedad de la guerrilla. Después le dije a Carlos: ese señor es un gran terrorista. Me parecía que era un tipo con diarrea mental. Después lo volví a ver en la oficina de Carlos, sobre el río Sinú.

Me sorprendió cuando lo vi de segundo de Noguera en el Das.

¿Cómo fue su relación con Rito Alejo del Río?

Las autodefensas tenían las mejores relaciones con la Policía y las autoridades, y en los 10 años que estuve en las autodefensas no recuerdo una persecución de ellos contra nosotros. Éramos un soldado más y trabajamos conjuntamente en varias operaciones. Eran los que nos suministraban el material de guerra.

¿Cómo funcionaba esa relación en el caso de la brigada XVII?

Los comandantes de los batallones que operaban en las zonas donde tuve jurisdicción tuvieron inmejorables relaciones conmigo. Nos reuníamos, coordinábamos los trabajos conjuntos en las zonas, todo eso era a nivel de coroneles y seguramente también hacia arriba. Pero yo no me reuní con Rito Alejo, salvo una vez en la que casi nos encontramos. Cuando yo salía de la finca de Carlos vi llegar un helicóptero con varios uniformados. Mancuso dice que ahí llegó Rito Alejo, pero no puedo asegurar nada.

¿Cómo fue la coordinación en la operación Génesis que es la que tiene en prisión a Rito Alejo del Río?

En este caso eso fue acordado y planificado por los coroneles de inteligencia, Plazas Acevedo, otros que no recuerdo, y nosotros. Yo me trasladé a Quibdo y coordiné con el coronel de la Policía. Eso fue a finales de 1996 y yo fui con Raúl Hasbún en avioneta. El Coronel nos mandó a un capitán para que asumiera el mando en Riosucio que era el centro de abastecimiento. Cuando llega el Capitán nos tomamos la cabecera municipal de Riosucio el 20 de diciembre de 1996. Para ese momento ya se estaba planeando la operación Génesis.

¿La operación buscaba desplazar a la gente para sembrar palma?

La operación Génesis es al margen izquierdo del río Atrato, distante 40 kilómetros de la zona de palma, que era de la Casa Castaño. Fueron ellos los que compraron tierras, desplazaron gente, y les dieron entrada a los empresarios de Urabá. El negocio de la palma ya estaba cuando yo entre allá y lo cuidaba y lo siguen las autoridades.

¿Qué papel jugaba Rodrigo Zapata, en esta zona?

Rodrigo Zapata fue la cabeza en la compra de tierras en esa zona para Vicente Castaño y algunos empresarios antioqueños, entre ellos, Ignacio Guzmán, hoy cónsul en EEUU. Otros políticos de aquí de Medellín compraron algunas 30 ó 40 mil hectáreas.

¿Y los negocios de su hermano Germán Monsalve?

Mi hermano no tiene ninguna clase de negocios. Él estuvo al frente de su finca y como profesional de la zootecnia pero fracasado porque no estudió, y en el momento en que arrancamos la erradicación manual con el gobierno, él estuvo con Asocomún y los líderes de esa zona de San Pedro de Urabá, que trabajaron de la mano del gobierno en la implementación de proyectos productivos.

Las finanzas

¿Cuál era su negocio con la madera?

El negocio de la madera era porque necesitábamos finanzas. Nosotros les entregábamos la motosierra, la comida y el combustible al precio que valía. Y como la tropa avanzaba combatiendo a la guerrilla, ellos trabajaban en zonas que estaban más controladas y nos vendían la madera a nosotros al precio que se vendía en Riosucio. Si nos vendían a 700 mil, nosotros se lo vendíamos al comprador de Cartagena a 850 mil, por decir algo. En Cartagena nos compraban directamente a nosotros. Manejábamos 200 motosierras, 400 ó 500 mulas, que podían producir 100 millares de madera trimestral.

¿Era contrabando de madera?

No. Los campesinos tenían los permisos y lo único que nosotros hacíamos era una venta. Pagábamos a la proveedora, pagábamos combustible y pagábamos un porcentaje a la máquina y a los semovientes. Le vendíamos al que nos trajera la plata en efectivo, nosotros no fiábamos. Nos llegaba la plata en costal. Había meses de 200 millones, 100 millones. Era la participación que teníamos nosotros. Y el campesino tenía la posibilidad de volver al monte e ir pagando la herramienta que no tenía.

Cuando la desmovilización les dije a los campesinos: no me deben un peso de motosierras, motores o semovientes. Esas máquinas se las dejamos a ellos y las siguen trabajando.

¿Y la coca?

Nosotros encontramos unos cultivos de coca en la zona entre Necoclí y Turbo. Yo no permití que los campesinos trabajaran eso, pero me insistían porque era una zona muy pobre. Les dije que sí pero con un compromiso: “no me ponen ni billares, ni cantinas y por cada hectárea que siembren de coca me siembra una de comida”. A los 6 meses hubo un muerto. Dijeron que unos cachacos que llegaron a la zona les dieron plata. Les dije como a 6 ó 7 que se fueran donde la doctora Sandra Suárez, en Bogotá. Fueron los líderes y le dijeron que había cultivos de coca y que querían erradicar. Creamos una asociación de líderes campesinos de esa zona para que esos recursos que les iban a dar de ayuda humanitaria fueran para ustedes.

Arrancó el proceso, yo entré a mediar porque los cachacos no querían erradicar y me tocó que las tropas nuestras arrancaran la coca. El comandante William Soto erradicó más de 100 hectáreas. Empezaron a trabajar en Asocomún y le dije a mi hermano que trabajara con ellos.

Después fue el embajador de EEUU y se empezaron a desarrollar programas de caucho, madera, cacao, con el apoyo de Acción Social. Luis Carlos Restrepo me envió un correo en el que decía que el 28 de diciembre de 2005 debía reunirme con Victoria Eugenia Restrepo, encargada de la erradicación. Me reuní con ella en la finca El Cobre, al lado de Necoclí. Así empezaron 1536 desmovilizados en la cooperativa Construpaz, y empezó el desarrollo de los proyectos. El gobierno después de arrancar nos acompañó un tiempo pero se ha ido saliendo de una forma irresponsable y ha dejado a la suerte a los desmovilizados.

La relación con 'Don Mario'

¿El líder de Construpaz era Fredy Manco “El Indio”?

Es que todo lo que se ha dicho del “Indio” no es tan cierto, y lo voy a explicar. Yo me entregué un día después de la desmovilización y Fredy Manco –junto a otros comandantes- quedó al frente de los muchachos para que arrancaran los proyectos productivos. Y enseguida el gobierno nos llevó a Felipe Sierra para que le prestara la seguridad a los comandantes que se habían desmovilizado. Ahí es cuando Fredy Manco se hizo amigo de Felipe Sierra y vea hoy en el embrollo en el que está.

¿Cuál era la relación de Fredy Manco con su hermano “Don Mario”?

A Manco (El Indio) lo iban a matar porque no quería hacer parte de esa estructura. Yo empecé a traer para la cárcel a los comandantes porque los estaban matando. Hay dos muertos en Ungía que no sabemos si los mataron o fue una brujería y se tomaron un veneno. Pero la policía ya estaba buscando a los jefes nuestros como comandantes de bandas emergentes.

¿Por qué cree que termina en los organigramas?

Porque a la Policía le parecía más fácil decir que los mandos del Élmer Cárdenas eran bandas emergentes.

¿Y El Indio estaba o no vinculado con las bandas?

En el Élmer Cárdenas El Indio no era un comandante militar sino un persona que llevaba los abastecimientos, el material de guerra, coordinaba con sectores de la fuerza pública, y llevaba temas financieros.

Pero hay grabaciones que lo involucran...

No conozco que haya grabaciones con Don Mario. Por lo que he leído tenía una amistad con Felipe Sierra y éste con el jefe de Fiscalías de Antioquia, que sí encierra una vaina muy rara. Entonces se cruzaron esas llamadas. Yo le he dicho al Indio que se venga para acá y estamos en ese proceso.

¿Por qué Daniel Rendón 'Don Mario' se desmoviliza con usted si hacia parte de los paramilitares del Llano ?

Porque en los Llanos Orientales había una pugna, mataron a Miguel Arroyave e iban a matar a Daniel. Mi hermano se salvó. Llegó a la finca de un tío en Necoclí -que se llama Benjamín Herrera- y éste le dijo que se desmovilizara. Yo le comenté al Comisionado sobre mi hermano y me dijo que maravilloso que se desmovilizara con nosotros en Ungía y yo mismo lo postulé. Cuando me hicieron el operativo de captura, dos días después de la desmovilización el tipo se fue. Y si el gobierno no me hubiera capturado lo tendrían aquí.

¿Pero él ya estaba con Vicente Castaño?

No sé que estrategias traerían por debajo. Él era cercano a Vicente, se desmovilizó en el Élmer Cárdenas y después crea su banda emergente con gente de los Llanos Orientales y reinsertados del Epl.

Pero ¿Cómo es capaz de montar semejante estructura en un territorio donde todavía usted tiene tanta influencia?

Es que yo le entregué al gobierno las armas. Y al que teníamos al frente de los procesos productivos, que era el señor Fredy Manco, lo capturaron. ¿Por qué entonces llega a ser tan importante en la zona? Porque llegaron 5000 desmovilizados, de los cuales 3500 son de los llanos que habían sido subalternos de él.

¿Él no quiso que se perdiera la ruta de narcotráfico de Urabá que ustedes manejaban?

Digamos que el narcotráfico es el banco de actividades legales e ilegales en Colombia, y si Vicente les dio a ellos la orden de que se rearmaran porque el gobierno les había incumplido, pues ¿de dónde más iban a coger finanzas? Comenzaron a extorsionar ganaderos y a cobrarle impuestos al negocio (narcotráfico) que históricamente ha estado allí.

¿Y cuál era la relación de Don Mario con las autoridades en Urabá?

En Urabá hay mucha corrupción al interior de las Fuerzas Militares, y siguen estando convencidas que necesitan estructuras ilegales que les hagan el trabajo sucio. Los recursos de las autodefensas salían de las extorsiones a los empresarios de la zona y de las actividades ilícitas donde la Fuerza Pública se lleva su tajada. Porque nosotros cobrábamos por el paso de la droga de ida, y de la entrada del contrabando de venida. Pero esas actividades las desarrollaban muchos de los sectores productivos de la zona.

Insiste en ser gestor de paz

¿Usted sí cree que Don Mario tenía tanta gente como se dice?

Cuando nombraron como gestores de paz a Karina y a Olivo Saldaña -que por cierto siguen encanados- yo hice la propuesta de convertirme en gestor de paz porque creo que conozco a otros miembros de las autodefensas, hoy en bandas emergentes, a los que les puedo llegar para que se desmovilicen. Luego cuando capturaron a mi hermano le mandé a preguntar si era cierto que tenía esa estructura tan grande, si esa gente tenía un mando responsable, y si esa gente lo escuchaba para buscarle una salida a esto. Me respondió que las tres eran positivas. Sí tiene mucha gente pero no el número que dice el General Oscar Naranjo. Tampoco son de él la loca que premiaron en Leticia, ni lo que pasó en Bogotá, ni la maleta en el avión. No es posible que una persona tenga el don de la ubicuidad. Incluso yo creo que su influencia en la guerra de Medellín está sobredimensionada.

¿Y qué pasa con ese grupo en este momento?

Yo le dije que le ayudaba a desarmar esa gente porque él no iba a tener la posibilidad. Si de pronto el gobierno me da la oportunidad de acercarme a ellos. Saber qué gente es la que tiene, qué zonas, qué armas, y que se sometan a la justicia. Porque yo creo que debemos crear en esas zonas comunidades gestoras de paz, con un proceso muy parecido a la desmovilización de Nicaragua donde hubo varios rearmes y varios desarmes.

¿Y eso se lo han aceptado?

No, la secretaria de Frank Pearl me dijo que no. Pero ahora tengo esa información sobre el grupo de “Don Mario” y quiero decirle a la sociedad colombiana y al gobierno que aquí hay una puerta para resolver el tema del rearme en zonas donde yo hice presencia. Para que puedan someterse a la ley.

Pero eso convierte el proceso en una puerta giratoria y en un premio a grupos criminales...

Pero mire que es el resultado de una política de paz equivocada del gobierno. ¿Qué proceso de paz en el mundo no ha arrojado porcentajes alto de rearme? En Colombia esto se ha dado porque han permitido que siga el narcotráfico. ¿O sea que nosotros le vamos a privar a la sociedad colombiana de desarmar una gente que se originó en este proceso, los vamos a acabar a bala?

¿Y quién está al mando de la estructura de Don Mario hoy?

No me dijo, pero sí que hay un mando unificado y una gente, pero no podría decir el número porque no me lo ha dicho.

¿Su propuesta es que ellos se sometan a Justicia y Paz o simplemente a la justicia?

No lo tengo claro porque incluso no sabemos si el gobierno ya rompió el proceso de negociación política que tenía con las autodefensas. El asunto es cómo buscamos que 100 personas que quieran dejar la ilegalidad lo hacen, y que se les apliquen unas penas. El gobierno no les puede ofrecer más sino bala o cárcel y ellos tomaran la decisión al respecto.

¿Por qué cree que esto sí funcionaría si el proceso de Ralito le parece a usted que ha tenido tantos vacíos?

Es que esto se va decantando. Esto tendría que ir acompañado de un trabajo de gestión de paz en las zonas, de trabajar con la institucionalidad en las comunidades y para evitar que la política hacia los muchachos reinsertados sea una falacia. No es cierto, como dice Frank Pearl, que los 34 mil desmovilizados están yendo al colegio, trabajando, porque en este país la pobreza y la falta de empleo es muchísima.

¿Su oferta incluye la no extradición de su hermano?

No. Me parece que si tiene algún requerimiento en los Estados Unidos, tiene que responder. Yo lo que digo es desarmemos unos hombres que hoy están en la ilegalidad, que hay la posibilidad de desarmarlos y lograr que llegue la institucionalidad a esas regiones.

¿Hay un pedido de extradición en su contra?

Hace un mes envié mi abogado a Estados Unidos para que investigue sobre los requerimientos y hasta hace ese momento no había ninguno. Pero curiosamente cuando en Justicia y Paz se llega a la etapa en que tenemos que hablar de sectores militares, empresariales y políticos, inmediatamente empiezan los medios a decir que hay un interés de EEUU de pedir a Freddy Rendón por actividades del narcotráfico.

Mi interés es llevar el proceso de Justicia y Paz hasta el final y si se cristaliza ese pedido de extradición que sean las autoridades colombianas las que analicen el caso. Sí es cierto que recibimos recursos del narcotráfico porque cobramos unos impuestos para financiar un proyecto político para combatir una guerrilla marxista-lenninista que venía a la toma del poder por las armas.

Pero entonces la verdad quedará mocha y sólo la conocerán los gringos y eso nos convierte en una colonia de ellos. Esa información que tienen los Estados Unidos nos hace más débiles y muestra que no hay una política de Estado clara.


Por: Semana
Tomado de: www.verdadabierta.com

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