martes, 5 de enero de 2010

Yuri Neira es perseguido por el Estado


Neira ocurrió en el 2005, ¿en qué va este proceso judicial?

Yuri: Desde el momento de su asesinato se inició la denuncia ante las autoridades respectivas. Los responsables, o autores materiales, recaen en la Policía Nacional. Hasta hace como 3 meses comenzó la investigación. El proceso ha pasado de fiscalía en fiscalía. El caso lo tuvo primero la Unidad de Vida, luego lo cogió la Justicia Penal Militar y después dijo que eso no le correspondía. Un grupo del gobierno decide que la justicia ordinaria es la que debe seguir con el caso, y así el expediente va de lado a lado, se pierde 10 días hasta que logro localizarlo y que llegue al Fiscal, pero éste tampoco quiere hacer nada.

Mucha gente de la comunidad extranjera le escribió al Estado colombiano para ver qué estaba sucediendo con el caso, por eso el fiscal Mario Iguarán decidió que el caso debía cambiar nuevamente de manos e ir a la Unidad de Derechos Humanos, a la fiscalía 53. Entonces, después de 4 años hasta ahora empieza el caso. ¿En qué va? En lo que van todos los casos…, en investigaciones exhaustivas. La Procuraduría ya tiene un borrador donde dice que los autores son la Policía Nacional. Hay un capitán y un subteniente investigados por acción u omisión.

Julio: ¿Hay registro fotográfico, testigos que puedan declarar y que comprometen a miembros del Esmad?

Yuri: Ese día las cámaras del Estado en ese punto se dañaron. Hubo una película de un contacto que me hicieron un mes después de los hechos, pero una persona se hizo pasar por mí y se llevó la película. Hay una foto, la que cargo en el pendón, en donde Nicolás está caído. Esa foto la tomó un ciudadano, al parecer por el acento, peruano, pero nacionalizado canadiense. Él iba a tomar las fotos directamente viendo cuando a Nicolás lo estaban golpeando, pero unos policías lo amenazaron y entonces él bajó la cámara y empezó a obturar, ahí se ve cuando Nicolás está en el suelo. Este testigo ocular me dio su nombre, sus datos para localizarlo y las fotos, pero hasta el momento nadie lo ha llamado a declarar. El dijo que declaraba en la embajada de Colombia en Canadá; porque el miércoles siguiente al entierro de Nicolás, llegó el DAS a la casa y lo deportó, le canceló el pasaporte como persona no grata y chao. Eso hace que este testigo no pueda volver al país. Teníamos otro testigo que fue asesinado y apareció como un asunto de delincuencia común, ese fue un muchacho que vio los hechos. Ahora quedan otros 3 testigos.

Julio: ¿Cómo ha sido su vida desde ese 1 de mayo?

Yuri: Yo venía de trabajar en un mundo capitalista, en una empresa de seguros. Después de lo de Nicolás mi vida gira 180 grados y me dedico solamente a derechos humanos. Por eso mismo he sido 24 veces detenido arbitrariamente por la Policía. El 13 de julio del 2006, un teniente de apellido Palacio, en la calle 84 con 15, me detiene y como ve que no tengo nada encima, me pregunta dónde trabajo, yo le digo ¿por qué?, por allí no más; el tipo me dice que lo lleve y me pregunta ¿Usted que hace? Como yo no le respondo me hace subir a la patrulla. Me dio un paseo por los cerros, y cuando le pregunté para dónde me llevaba, contestó: “como usted no nos cuenta nada, nosotros tampoco le contamos nada”. Luego me soltaron. Yo lo tengo demandado porque eso no solo es una detención ilegal sino un secuestro. En un solo día una vez me requisaron once veces. En una ocasión me detuvieron porque llevaba unas gotas bioenergéticas, y decían que eso tenía fósforo, que era altamente explosivo…

En el camino de esas detenciones vienen los cuatro atentados. El primero fue llegando a la casa desde un Mazda, un tipo con revólver me dice: “usted está hablando mucha mierda”, me señala. De pronto por la gente no pasó nada. La segunda vez fue en la 72 con 13; dos tipos me muestran el revólver, yo levanté las manos y les dije: “de aquí no me muevo, me pueden matar aquí mismo”, y los tipos desaparecieron. El tercero fue llegando a la casa, un tipo de una moto hizo tres disparos. El último fue 24 horas después del allanamiento a la Casa Cultural Salmón, que yo había fundado con otros compañeros en esta misma lucha. Ese día llegaron agentes del DAS y la Policía a eso de las 12: 30 del medio día; rompieron chapas y puertas, levantaron el piso de la cocina buscando explosivos, trajeron carros y perros antiexplosivos. No encontraron ni cuchillos porque hacía días los habíamos prestado para una olla comunitaria. Al rato que ellos salieron vimos unos tipos trepándose para metérsenos por arriba; tocó llamar a las organizaciones y a la Policía a que me escoltaran un ratito.

Después de este cuarto atentado me tocó irme cuatro meses al Brasil, pero decidí devolverme, a pesar de que a nadie le gustó la noticia de que yo me devolviera, diciendo que me van a asesinar. Pero es que allá estaba solo y muriéndome lentamente, y esa no es la lucha, la lucha es estar acá en Colombia. Estando exiliado en Brasil me enteré del caso de tres jóvenes menores de edad que fueron quemados en un CAI en Bogotá. A pesar de que la ley prohíbe tener a menores de edad en estaciones y CAI de Policía. ¡Y nos dicen terroristas por denunciar estos hechos!

Julio: ¿Cómo están las condiciones de su seguridad en este momento?

Yuri: Se supone que gozo de medidas de protección, que me están dando camioneta y dos agentes del DAS. Pero les pregunté si eran los que siempre me seguían, o eran unos nuevos. No acepté esto porque me niega muchas cosas y de paso estoy vendiendo a mi gente, con quien yo charle lo están fichando. Como decía Piedad Córdoba: “uno no tiene escoltas sino espías”. Entonces me dicen que ellos no me garantizan protección así como ando. Yo sé eso y asumo el riesgo, todo por la búsqueda de la verdad de lo que pasó con Nicolás. Y si averiguar la verdad implica que me disparen nuevamente, pues que así sea. Incluso si me asesinan yo les gano a ellos porque no saben el anhelo que tengo de estar con Nicolás.


Por: Julio E. Cortes - Periferia Prensa Alternativa
Tomado de: www.periferiaprensa.org - Edición 46 - Noviembre 2009

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